TEGUCIGALPA, HONDURAS. Ante la propagación de COVID-19, cada vez es más frecuente la utilización de cloro como medida de desinfección para prendas, artículos, y hasta calles enteras pero también podría ocasionar serios daños.
Lo que no sabíamos, es que algunas de esas prácticas podrían ser nocivas para la salud humana, animal y del medio ambiente. Además, su aplicación en humanos no mata el COVID-19, así lo explicó en un artículo científico Claudia Lasprilla Pina.
Claudia Lasprilla es una profesional hondureña que representa al país en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Por los momentos, realiza proyectos para el Instituto de Formación y Cooperación Técnica (ITTC) de esa entidad.
Tal como ella misma se describe en su perfil de medium.com, es una apasionada por los números y el medio ambiente. En otra de sus obras, describió a cabalidad métodos de captación de agua de lluvia. Por tanto, es conocedora de la naturaleza y sus propiedades.
En esta ocasión tituló así su artículo: «Medidas contra la COVID-19: Uso del cloro y el catión amónico cuaternario en los seres humanos y el medio ambiente». ¿Qué tan dañino puede ser el cloro? Ella lo dilucida.
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COVID-19: Países implementan medidas «fuera de proporción»
En primera instancia, como prólogo del tema que abordó, Lasprilla se refirió a la conexión más profunda que el confinamiento domiciliario provocó. Eso, apunta, genera que la gente comparta más con otros sobre sus propias medidas para protegerse.
«Hemos estado más conectados que nunca, compartiendo prácticas de medidas en términos de cierre de emergencia, distanciamiento social, limpieza y desinfección, y tratamiento del virus», detalló.
Seguido, hizo una crítica directa hacia las medidas por las que han optado diversos países ante la emergencia sanitaria. Las tildó como «fuera de proporción» y listó los lugares de su esparcimiento.
«Desde rociar una mezcla de cualquiera de estos químicos (cloro y catión amónico) con agua a las personas cuando salen de los supermercados, caminan por las aceras, regresan a sus ciudades; también a helicópteros y autos esparciéndolo alrededor de las comunidades y por encima de nuestras casas y campos abiertos», explicó Lasprilla.
En base a lo anterior, citó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para manifestar que la práctica no es útil, y genera daños.
Extracto de información provista por la OMS: «Rociar todo el cuerpo con alcohol o cloro NO sirve para matar los virus que ya han entrado en el organismo. Estas sustancias pueden dañar las mucosas (ojos, boca, etcétera) y la ropa».
Una disposición con antigüedad
Como punto siguiente, la experta recordó que la fumigación con cloro fue bastante utilizada durante la epidemia de ébola en África. Por tanto, enfatizó en que la decisión no es nueva.
Según relató, tras la propagación de esa enfermedad, estudios señalaron que debía prohibirse la práctica. Las personas que entraron en contacto o se expusieron de algún modo a la fumigación, resultaron con efectivos graves en su salud.
Los compuestos químicos y sus consecuencias
Como introducción a cuáles son los efectos del cloro y el amonio cuaternario en la salud y el ambiente, Lasprilla primero escribió una síntesis de qué son ambos.
«En pocas palabras, el cloro (Cl) es el principio más activo de los productos, cuyo principal ingrediente es el hipoclorito de sodio, comúnmente utilizado como desinfectante o agente blanqueador», dijo sobre el común producto de limpieza.
Y prosiguió con el amonio cuaternario (NR4+): «Son sales artificiales que, como el cloro, se pueden encontrar en la mayoría de los desinfectantes utilizados hoy en día».
¿Qué repercusiones podría conllevar el contacto de estas sustancias con la humanidad? Lasprilla lo describe a plenitud.
Enumeró al asma, la irritación a la piel y los ojos; además de daños en la nariz, garganta y tracto respiratorio. Incluso, añadió algunos efectos más graves, como las náuseas, vómitos, convulsiones, y hasta la muerte.
«Los efectos negativos específicos del amonio cuaternario son una inhibición de la capacidad de las mitocondrias para proporcionar energía para la función celular, y una limitación en la acción de los estrógenos, afectando así al sistema reproductivo», ahondó.
Sobre el cloro, también añadió que sostiene en su compostura propiedades corrosivas y, en algunos casos, mediante su mezcla con otros productos, genera humos tóxicos.
Por otro lado, el cloro tiene propiedades corrosivas y en algunos casos, cuando se mezcla con otros productos, produce humos tóxicos. Entre los factores que alteran la eficacia de los productos químicos está la alta concentración de materia orgánica, los niveles de pH, proteínas naturales, la temperatura, luz solar y el amoníaco.
Efectos duraderos en la naturaleza
Según precisa Lasprilla, tanto el cloro y el amonio cuaternario pueden, tras ser utilizados para fumigación, dirigirse a acuíferos, reservas de agua y suelo y contaminar el medio ambiente.
Es más, especificó que el amonio cuaternario no se degrada con facilidad, por lo que puede permanecer en la flora hasta cinco años. Otra consecuencia que tiene, dicen estudios, es que contribuye a la resistencia del organismo a los antibióticos.
El cloro, hasta células cancerígenas puede generar. «La fumigación con cloro desde los aviones puede hacer que reaccione con la materia orgánica, formando compuestos clorados cancerígenos como los trihalometanos. En pocas palabras, puede causar cáncer», dijo la especialista.
Uso correcto de las sustancias
El uso de ambos compuestos en mención está regulado en las sugerencias de la EPA (Agencia de Protección Ambiental) de los Estados Unidos. Dicha organización anunció que el cloro y el amonio cuaternario sí desinfectan, pero deben ser usados en superficies, y no en humanos.
Es más, recomienda la lejanía de los lugares donde se aplican estos productos químicos. Las superficies, antes de ser desinfectadas, deben ser limpiadas. Igualmente, se deberá hacer lo mismo luego de que el tiempo de contacto indicado (tras la fumigación) haya pasado.
«Las personas que lleven a cabo procesos de desinfección con estos dos productos químicos deben observar medidas de protección mientras los preparan y manipulan: guantes, protección ocular y mascarillas», detalló la hondureña.
Y añadió: «Las personas que manipulan estos productos químicos deben lavarse las manos con abundante agua y jabón para evitar cualquier reacción de la piel. Además, entender claramente los efectos del desinfectante en ellos y en otros».
Si no es cloro o amonio, ¿qué usamos?
Por último, la compatriota recomendó la utilización del alcohol y el ácido cítrico para la limpieza, pues, según la EPA su efecto sobre la salud y el medio ambiente es reducido.
«Solo es importante tener en cuenta que algunos productos que tienen ácido cítrico también incluyen un porcentaje de amonio cuaternario o cloro en sus ingredientes, así que intente comprar uno con solo ácido cítrico», concluyó Lasprilla.
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