TEGUCIGALPA, HONDURAS. Con un nombre considerado especial, al igual que la bondad en su corazón, Jovhanka Peña equilibra su vida como farmacéutica, madre y voluntaria para poder ayudar a las personas a través de la organización CEPUDO, específicamente en el capítulo de Francisco Morazán.
Desde el 2016, la catracha lidera el grupo que se desarrolla en la zona central del país. A lo largo de los años, ha enfrentado múltiples retos como la pandemia y dos huracanes, que forjaron el amor y el deseo de ver al país mejorar.
Durante una amena charla con Diario TIEMPO, la hondureña compartió un poco de su vida, la historia que más ha impactado su trayectoria y las difíciles adversidades que ha enfrentado mientras realiza voluntariado.
La hondureña relató cómo fue asumir el importante cargo hace seis años y cuál fue su primera impresión. «Fuimos un grupo de amigas que se nos dio lo oportunidad de liderar este capítulo que ya estaba puesto en Tegucigalpa. Felices de poder decir que hemos dejado un granito de arena, un granito de esperanza en estaHonduras que tanto necesita».
Peña manifestó que la organización trabaja con «Food for the poor», quienes realizan múltiples donaciones al año.
CEPUDO tiene varios grupos donde pequeños y grandes pueden colaborar aportando un granito de arena para las familias más necesitadas de Francisco Morazán.
VOLUNTARIA DESDE PEQUEÑA
«He sido voluntaria desde que era pequeña en diferentes organizaciones. Al ver lo que significaba CEPUDO, ver la alianza estratégica que tiene CEPUDO con «Food for the poor», que es el mayor donante, dijimos, no podemos perder la oportunidad de cambiar vidas», manifestó.
CEPUDO ha podido transformar la vida de 300 hondureños de las comunidades seleccionadas en el departamento de Francisco Morazán.
«Tenemos alrededor de 300 beneficiarios, estos beneficiarios mes a mes, van por citas y se benefician de lo que nosotros podemos acaparar en contenedores que vienen de ‘Food for the poor’», aseguró.
Del mismo modo, Peña compartió que durante este tiempo han podido entregar desde máquinas de coser hasta insumos médicos.
«Hemos tenido una amplia gama de productos que hemos podido entregar», detalló.
UNA CADENA DE AMOR
La hondureña relató que todas las acciones de «CEPUDO» se han convertido en una cadena de amor para los capitalinos.
«Creo que todos en Francisco Morazán estamos dispuestos a seguir adelante, a dar lo mejor de nosotros para hacer de Honduras algo más hermoso», expresó.
Asimismo, Peña relató a Diario Tiempo una de las experiencias que ha marcado su vida y se trata de un caso en particular que llegó hasta la profundidad de su corazón.
«Cuando le entregamos su casa y abrazó al lavamanos y me dijo: ‘en mis sesenta años, es primera vez que voy a ir al baño’. Es de las cosas que más me han impactado», expresó.
INVOLUCRADA HASTA PERDER EL EQUILIBRIO
A pesar de que el voluntariado en CEPUDO se convierte en una semillita de cambio en el país, Jovhanka confesó que mantener un equilibro con su vida personal no ha sido fácil.
«Creo que en eso sí fallé un poquito. Porque uno se va involucrando cada vez más y cuando te salen casos, uno queda ‘yo puedo'», aseguró.
Ante esto, la hondureña resaltó la importancia de siempre dedicarle tiempo a su familia. No obstante, Peña manifestó que involucrarlos ha sido de gran ayuda.
«Tanto tu familia te necesita como las personas te necesitan. Creo que la mejor manera de crear ese equilibrio es involucrar a tu familia», indicó.
La catracha explicó que acciones como las que trabajan en CEPUDO se convierten en un deber en países como Honduras.
«Creo que debemos de hacerlo, porque estamos en un país que necesita que todo mundo se ame mutuamente. Ese amor es necesario en Honduras, porque tenemos una población muy pobre. Si cada persona da un granito de amor, esto podría ser una montaña», aseveró a Diario Tiempo.
LO MÁS DIFíCIL
Jovhanka comentó cuál es la parte más difícil de realizar voluntariado en el territorio nacional.
«La falta de apoyo porque todo significa dinero. Para poder ayudar necesitas que te donen. Pero, también concientizar a las personas que estás ayudando, que ellos tienen que seguir adelante, que si uno les da una vivienda, ellos tienen que ver cómo poder subsistir», detalló.
Del mismo modo, la hondureña expresó que es necesario, en múltiples ocasiones, concientizar a los beneficiarios sobre su futuro.
CEPUDO TRAS LA PANDEMIA
Honduras sufrió golpes duros e inigualables en el 2020. Estas situaciones crearon brechas sociales y empobrecieron a hondureños que ya se encontraban batallando para subsistir. No obstante, sin importar cualquier pronóstico, CEPUDO salió a flote.
«Es algo impresionante, porque no solo fue la pandemia, fueron Eta e Iota, se juntaron las dos cosas. Yo dije hoy sí nos quedamos sin donantes y la cosa fue al revés», afirmó.
Debido a las condiciones devastadoras que se podían apreciar en todo el territorio nacional, Peña explicó que durante ese tiempo tuvo que coordinar donaciones para todo Francisco Morazán.
«Tuvimos que salir de Tegucigalpa. Era increíble la cantidad de comunidades que escribían a la página diciéndonos nos estamos quedando sin comida», relató.
FORMANDO CORAZONES
Jovhanka aprovechó la oportunidad para enviar un mensaje a los demás compatriotas que no pertenecen a ningún grupo de voluntarios. Ella resaltó el compromiso e impacto que se refleja en la sociedad.
«Ir formando corazones e ir formando voluntarios desde pequeñitos es algo que debemos trabajar. Hay muchas organizaciones de ayuda, hay muchos lugares donde puedes apoyar. No solo en las zonas de riesgo», señaló.
Del mismo modo, la hondureña expresó la satisfacción que provoca poder ver el impacto que tiene una pequeña acción en la vida de otra persona.
«El deber de nosotros es decir aquí estamos, no están solos. Si tú vieras esas sonrisas, esas lágrimas de esperanza que damos cada día, es algo impresionante», aseguró.
Jovhanka Peña se convierte en un ejemplo de que la bondad y el amor al prójimo no conocen límites. Su labor tiene un impacto positivo y duradero en la sociedad hondureña y en especial, en el departamento de Francisco Morazán.
EL DATO: Jovhanka Peña trabaja en una farmacia y el resto de su tiempo lo divide entre CEPUDO y su familia, que ahora es parte de la organización.
LA FRASE
«Si cada persona da un granito de amor, esto podría ser una montaña».
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