REDACCIÓN. Que bebamos hasta un litro más de lo habitual en los meses de verano es totalmente normal porque también eliminamos más líquidos, pero ¿y si la sensación de sed no desaparece por mucho que llevemos la botella de agua a todas partes?
Si ocurre lo primero, los médicos dicen que hay una polidipsia primaria. Pero si es lo segundo, puede tratarse de algo derivado de otra situación clínica, otra enfermedad. Entonces le llaman polidipsia secundaria.
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Si sudas mucho, es normal que tengas sed
El sudor es la forma que tiene el cuerpo de regular la temperatura: si ha acumulado mucho calor, activa las glándulas sudoríparas que eliminarán líquidos. Al humedecer la piel y luego evaporarse, nos enfrían.
Por lo general, los hombres sudan más porque en ellos esas glándulas son más activas debido a los niveles más altos de testosterona. En la mujer, en cambio, los estrógenos hacen que la temperatura corporal sea algo inferior.
Puedes llegar a perder hasta 6 litros de líquido
Si has tenido que cambiarte de ropa dos o tres veces al día, tus glándulas sudoríparas están trabajando a marchas forzadas. Eso es normal cuando la temperatura ambiental es alta o después de hacer ejercicio.
En esas condiciones se pueden llegar a eliminar más de 6 litros de líquido al día, cuando lo habitual es perder solo uno. Que sientas mucha sed entonces es lo esperable. Tu cuerpo pide recuperar lo que ha perdido para lograr de nuevo el equilibrio hídrico.
El café y el té pueden deshidratarte
La teína y la cafeína provocan que el cuerpo genere menos hormona antidiurética, la responsable de regular y mantener los líquidos corporales.
Eso significa que, tras tomarlas, iremos más al baño y el cuerpo, de nuevo, nos alertará (mediante esa rápida sensación de sed) de que debemos reponer líquidos para que los tejidos se mantengan bien hidratados.
Algunas personas notarán la boca seca y algo áspera aunque tomen poca cantidad, pero la deshidratación real y el ir más al baño suele producirse por lo general al consumir más de cuatro o cinco tazas de té o de café a diario.
Dormir con la boca abierta, otra explicación
Si al despertar necesitas tomar líquidos porque notas la boca pastosa y reseca, quizá es porque duermes con ella abierta.
Es lo que se conoce como síndrome del respirador bucal y tiene más trascendencia para la salud de lo que pensamos, ya que provoca una respiración menos eficiente (por lo que, quizá, los tejidos del cuerpo no reciban todo el oxígeno que necesitan).
Las alergias, el estrés, los pólipos o un tabique nasal desviado obligan a mantener la boca abierta para que penetre más aire, pero eso reseca la cavidad bucal y las vías respiratorias, además de ocasionar ronquidos e incluso paradas respiratorias (apneas), halitosis o ronquera matutina.
Intenta respirar más por la nariz durante el día y eso te ayudará a hacerlo también por la noche.
Demasiado calcio en la sangre
Un hipertiroidismo, la tuberculosis o un tumor pueden ocasionar que los niveles de calcio en sangre estén por encima de lo normal (hipercalcemia).
Aunque estos niveles elevados no siempre son consecuencia de un trastorno: abusar de los antiácidos o de los suplementos de vitamina D también puede provocarlos.
Nuevamente uno de los síntomas sería notarse muy sediento, aunque también aparecería estreñimiento, náuseas y vómitos, dolor y debilidad muscular y latidos alterados (arritmias).
Diabetes 2 oculta
Muchas personas continúan sin saber que sufren diabetes tipo 2, así que conviene tenerla en cuenta como una posible explicación cuando se nota mucha sed.
Para absorber toda la glucosa que el cuerpo no ha podido utilizar, los riñones aumentan su velocidad de filtrado pero cuando no pueden más, el cuerpo elimina ese excedente con la orina, que también contendrá líquidos de los tejidos. El resultado es cierto grado de deshidratación y, por lo tanto, mayor sensación de sed.
Este síntoma suele acompañarse de otros, como un cansancio muy acusado o una cierta pérdida de peso a pesar de estar comiendo algo más. También pueden aparecer llagas en la boca y, en caso de heridas, la cicatrización es más lenta.
Fuente: Saber Vivir.
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