México.- La guerra contra las drogas en México cumple una década, desde que el ex presidente, Felipe Calderón, declarara la misma contra el narcotráfico. Pero entre el saldo de decenas de miles de personas muertas, desaparecidas o desplazadas que provoca, existe una víctima colateral de la que poco se habla: Centroamérica.
En ese sentido, desde hace varios años la región padece una intensa ola de violencia. Que según especialistas se debe, en parte, a la operación de carteles mexicanos.
Asimismo, el combate militar a estas organizaciones en su país de origen aceleró que migraran hacia América Central. Donde ya tenían presencia desde los años 90.
Al respecto, Roberto Orozco, director del Centro de Investigación y Análisis Estratégico de Nicaragua, mencionó que:
“Con la guerra que emprendió el expresidente Felipe Calderón, cambió el escenario”.
«Se fortaleció la presencia de los carteles mexicanos en toda Centroamérica», explica.
«Eran, por decirlo de alguna manera, dueños del algunas líneas de narcotráfico» en la región.
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El paso de drogas por Centroamérica aumentó con la guerra en México contra carteles.
Problema interno
Así, sobre todo para los países del Triángulo Norte –Guatemala, Honduras y El Salvador– estos grupos son ahora uno de los principales problemas internos, reconoce la ONU.
En ese sentido, el informe 2015 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) advierte que:
El narcotráfico «se ha convertido en una importante amenaza para la seguridad».
El inicio
El entonces presidente de México, Felipe Calderón, declaró la guerra contra las drogas el 10 de diciembre de 2006.
Fue durante el lanzamiento de la Operación Michoacán, la primera acción militar de su gobierno contra los carteles que, según las autoridades mexicanas, mantenían el control de extensas zonas del país.
Desde ese momento el conflicto provocó la muerte de unas 100.000 personas y la desaparición de otras 27.000. esto anterior, según datos de la Secretaría de Gobernación y el Sistema Nacional de Seguridad Publica.
También hubo desplazamientos de comunidades y pueblos, aunque no se conoce una cifra exacta de afectados.
Una encuesta de la empresa de opinión pública Parametría estima que son 1,7 millones, casi el 2% del total de la población del país.
Pero el informe especial sobre desplazamiento forzado interno de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) dice que:
Las víctimas son 35,433.
Emigraron a Centroamérica
De esta manera carteles como Los Zetas, el de Sinaloa y el del Golfo movieron parte de sus operaciones a Centroamérica.
Y a ellos les siguieron La Familia Michoacana y el grupo que le sucedió, Los Caballeros Templarios.
En Centroamérica los efectos de la guerra de México contra el narcotráfico se sintieron pronto.
En 2007, de acuerdo con la consultora Stratfor, sólo el 1% de la cocaína que se enviaba a Estados Unidos pasaba por territorios centroamericanos.
Hasta entonces, la mayor parte del trasiego se realizaba por vía marítima o aérea.
Pero casi una década después el panorama es distinto.
El informe sobre estrategia internacional de control de narcóticos de 2016 del Departamento de Estado revela que:
El 90% de los cargamentos de la droga cruzaron primero por América Central.
Muchos de los cargamentos pertenecen a organizaciones mexicanas, especialmente al Cartel de Sinaloa. La que domina el tráfico en la región, señala Roberto Orozco.
Se suman las pandillas
Pero esa es una parte del problema.
Para mover la mercancía los mexicanos desplazaron, primero, a algunas organizaciones criminales de la zona.
Y después contrataron a otros grupos para asegurar el trasiego. Entre los más conocidos están las pandillas, que incrementaron su poder en el Triángulo Norte.
También aumentó la criminalidad, especialmente la vinculada por la operación de carteles, como ocurre en Guatemala, Honduras y El Salvador.
Fuente: BBC