Tegucigalpa, Honduras.- En un faro en medio de la oscuridad se han convertido los voluntarios del comedor infantil «Una Luz que Brilla en el Camino» para cientos de niños capitalinos que, gracias a esta buena obra, logran obtener un plato de comida gratis en sus colonias.
«Una Luz que Brilla en el Camino», fundada hace 7 años y medio, inició como un anhelo por ver a los niños con su plato de comida en mano, pues Ever Antonio Ponce, su fundador, supo ver la injusticia social de la que los pequeños eran víctimas.
«Empezamos hace 7 años y medio. Yo iba a dar clases de Física a una escuela llamada ‘Naciones Unidas’, en la colonia Villa Nueva, y de tantas veces que yo miraba me conmovió un niño que no estaba comiendo mientras todos los demás comían en su hora de merienda», comenzó contando Ponce a Diario Tiempo.
Ponce explicó que le preguntó al menor por qué razón no disfrutaba de una merienda, a lo que el infante respondió que su mamá no le podía dar de comer. Seguidamente, Ever le preguntó si desayunaba antes de ir a la escuela y el niño le dijo que solamente cuando su mamá podía.
«Yo dije: aquí tengo que hacer algo porque no solo era él. Entonces, le dije al hermano Pedro Bonilla de la idea de tener un comedor», relató.
Fue así como arrancó la gran obra solidaria que hoy en día alimenta una vez por semana a más de 200 pequeños de diferentes colonias.
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Expansión de la buena causa
Lo que empezó con dos bondadosas personas ha ido progresando poco a poco, con la participación de más compatriotas que buscan la satisfacción de ver una sonrisa en el rostro de los niños.
Ahora, el comedor que inició en la colonia Villa Nueva se ha extendido a tres sectores más de Tegucigalpa.
Según comentó Ever, también tienen un comedor en la colonia Renacer, bajo el nombre «Ángeles Guerreros». Además, cuentan con el comedor Una Luz que Brilla en el Camino en la colonia Tierra Blanca, y una cuarta sucursal, llamada «Leones de Judá», ubicada en el sector B de la colonia Los Pinos.
De acuerdo con Ponce, en estas colonias son entre 60 a 65 niños que cada semana reciben sus alimentos.
Especial por temporada
Los voluntarios no solamente llevan comida a los pequeños, sino que además les dan ropa, juguetes, calzado y demás utensilios en fechas especiales. Incluso, en el inicio del año acostumbran a dar útiles escolares para que los niños asistan a la escuela.
Todo lo anterior se ha logrado gracias a la acción de voluntarios, pues, según comentó Ponce, no han tenido ayuda de Gobierno o de la alcaldía, pese a que la han solicitado.
Entre los voluntarios de la Fundación está el pastor Josué Núñez, quien con lo poco que puede conseguir colabora para darles obsequios a los pequeños.
«Es una persona que vende ambulatoriamente en la zona del Hospital Escuela. Vende cosas de celulares y mascarillas, y lo que hace él es grande, porque siempre que yo le digo que necesito algo, él viene y nos apoya», destacó Ponce.
Para esta temporada navideña y de fin de año, los hondureños han concentrado fuerzas y han logrado realizar cenas navideñas y dar obsequios a los niños. Ponce contó que tienen programados varios comedores para continuar llevando a los niños alimentos y regalos.
Gran ayuda en pandemia
La Fundación inició en 2015 y, desde entonces, la solidaridad se ha mantenido a flote en las cuatro colonias. En 2020 llegó la Pandemia por COVID-19, pero lo que para muchos fue un obstáculo, para la Fundación fue más bien un motivo para ayudar aún más.
Ever aseguró que solamente se detuvieron los dos primeros meses de pandemia, marzo y abril, ya que él se encontraba fuera del departamento. Pero en mayo regresó y se dio luz verde para que los niños acudieran a los comedores.
El letal virus ocasionó pérdidas increíbles en la economía de Honduras. También aumentó el desempleo y muchas familias se vieron perjudicadas. Por esa razón, los comedores tomaron fuerza y fueron de bendición para aquellas familias en condición de pobreza, pues en ese entonces los voluntarios instalaban los comedores hasta dos veces por semana.
«Cuando convoqué llegaban más de 100 niños a comer, y gracias a Dios les dábamos dos días a la semana. Dios proveyó, siempre proveyó«, externó.
Todos son bienvenidos
El compatriota aseguró que al lugar son bienvenidos todos los pequeños y hasta otros pobladores que necesiten un plato de comida.
«Nosotros no ponemos ningún obstáculo ni pedimos requisitos, sino que quienes quieran. Inclusive llegan ancianos, o si alguien que pase por ahí necesita un plato de comida, se le da», explicó.
Los compatriotas u organizaciones de buen corazón que desean sumarse a esta bonita causa pueden hacerlo contactándose al número: 3355-9420.