SAN PEDRO SULA. «Déjeme morir», decía, mientras sentía que su cuerpo perdía la batalla contra el Covid-19, y a las 2:00 de la madrugada de este domingo, René Maradiaga, mejor conocido como «Payo», murió tomado de la mano de una de las enfermeras que lo atendía en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS).
TIEMPO Digital dialogó con sus amigos y compañeros de trabajo, y además, estuvo presente durante los honores rendidos en su lugar de residencia. Reporteros recogieron testimonios, y según las propias personas que estuvieron con él durante sus últimos días de vida, esto fue lo que ocurrió:
«Payo», trabajaba en el centro de salud de la colonia Rivera Hernández como promotor desde hace 30 años, y además era un distinguido y conocido líder comunitario. Lideraba un grupo de muchachos llamados Jóvenes en Acción, y hasta era entrenador de equipos de fútbol de ligas menores.
Él permaneció interno alrededor de cinco días. Llegó al IHSS con una fuerte neumonía, y su saturación de oxígeno era del 50%, a veces menor, informaron sus compañeros de sindicato y de trabajo.
Mientras estuvo luchando contra el coronavirus, en su colonia hicieron recolecta de dinero para alquilar un aparato médico que requería para intentar salvar su vida, pues todos los que tenía el hospital, estaban ocupados por otros pacientes. Reunieron un total de L14,000, pero…
…Cayó en depresión
«No quiere colaborar», lamentaba por teléfono una de las enfermeras de turno, quien se comunicaba con una de sus compañeras, llamada Sara, que se encontraba en otra sala del IHSS, pero no de Covid-19.
«Mire, yo sé que él tiene bastante carga viral, pero, por favor, no lo vaya a dejar morir solo», suplicó Sara. Al cabo de unas horas, otra vez por teléfono, «Ya murió, estuve con él, y tomó mi mano«, confirmó la primera enfermera, de quien se desconoce nombre.
René Maradiaga era conocido por ambas, y su deceso causó tremendo impacto, pues aunque no fueron colegas de profesión, trabajaban juntos para la Secretaría de Salud de Honduras.
Según se imaginan sus compañeros, él se habría desanimado y perdido las esperanzas de vivir, pues presenció la muerte de otras personas que estaban a su lado, y esto, lo afectó emocionalmente.
Su desesperación por querer partir fue tal que, ni siquiera permitió que le hicieran los últimos exámenes de sangre para analizar su nivel de glóbulos blancos, se quitaba la mascarilla de oxígeno y se negaba a ponerme boca abajo, aseguran.
Honor en la colonia Rivera Hernández
Sus restos mortales fueron llevados durante unos minutos frente al centro de salud donde trabajaba. Allí, le rindieron honores póstumos, y entre lágrimas y música cristiana, sus compañeros de trabajo, amigos, vecinos y personas a las que inspiró, le dijeron adiós.
Actualmente, «Payo» descansa en un cementerio privado cercano a Jutucuma. Fue sepultado junto a la bandera de su amado Real Madrid y la camisa de su querido sindicato SITRAMEDHYS.
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