TEGUCIGALPA, HONDURAS. Luego de trascender que la próxima semana en el Congreso Nacional se podría presentar una moción orientada para que la telefonía celular, cable e internet, sean parte de la Canasta Básica, economistas señalan que ese tipo de iniciativas no son viables porque los productos antes mencionados no se pueden considerar de primera necesidad.
A su criterio, estos no son alimentos y el uso de los mismo queda a opción de la ciudadanía.
El economistas, Claudio Salgado, explicó que la canasta básica solo incluye aquellos productos que son indispensables para la subsistencia. Por lo cual, ni el teléfono celular, ni el cable son productos necesarios para que el ciudadano viva. “En la canasta básica se debería dar prioridad a los alimentos”, aseguró.
En ese sentido, indicó que las verdaderas medidas serían la estabilización de los precios de los productos. Así como quitarles el Impuesto Sobre Venta (ISV) aquellos que lo tienen. Al igual que a los productos farmacéuticos grabados con dicho arancel.
Por su parte, defensores de los consumidores tampoco ven con buenos ojos la idea. Por el contrario, invitan a los diputados a proponer soluciones a los altos precios de los granos. Al igual que otros alimentos que se han vuelto inalcanzables para la mayor parte de la población.
Cabe señalar que la población lamenta que nadie controle el alza de los precios de los productos que si son necesarios en la canasta básica.
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Pobladores aseveran que lo primordial es la comida
Adalid Irías, presidente de la Asociación para la Defensa de la Canasta Básica en Honduras (ADECABAH), manifestó que obviamente se debe priorizar la canasta básica.
Esto, debido a que si bien es cierto la telefonía celular forma parte del presupuesto familiar se debe diferenciar entre lo que es Canasta Básica esencial y la Canasta Básica extensiva.
Respecto al tema, los hondureños aseveraron que lo primordial es la comida y lamentan que ya no puedan alcanzar para ellos. De ese modo, consideraron que se debe ver más allá de esas ideas que no llenan las expectativas de los consumidores.
Otros creen que si la idea es aliviar la carga pesada de los altos precios de los productos de consumo popular, dicha iniciativa será un acto más demagógico que real.