ESTADOS UNIDOS. Con cruces, banderas y oraciones la comunidad latina que reside en Estados Unidos se unió para honrar la memoria a los migrantes que murieron al interior de un camión en San Antonio, Texas.
Ayer, sábado, la comunidad hispana también llevó a cabo una procesión en vehículos frente al altar que se levantó en memoria de los 53 inmigrantes que fallecieron persiguiendo el sueño americano.
Asistentes recordaron cómo lograron cruzar hacia EE.UU., algunos de ellos dentro de la caja de un tráiler.
Varios hondureños que habitan en Houston se trasladaron hasta San Antonio, Texas, denominada «zona cero», para dar sus muestras de apoyo a las familias y pedir la agilización de los trámites de repatriación de los cuerpos.
«Es lamentable, se siente tan tenso acá, llegar y ver nuestras banderas colgadas. Asimismo, ver nombres como el de Alejandro Caballero que es un niño que vi crecer y Fernando que son de mi pueblo Las Vegas, Santa Bárbara, eso es lo más doloroso. Es difícil saber que nosotros emprendimos el mismo camino y gracias a Dios estamos aquí», expresó al canal HCH un hondureño identificado como Geovanny Tinoco.
«Hacemos un llamado a las autoridades para que realicen un trabajo arduo por la juventud a generar más oportunidades de empleo porque es lamentable lo que estamos viviendo», agregó el connacional.
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Jóvenes ejemplares
De igual manera, recordó que tanto Alejandro como Fernando eran jóvenes ejemplares en su pueblo, por lo que dijo que perdieran la vida de esa manera es realmente lamentable.
Como organización, Fuerza Catracha reveló que ya sostuvieron una reunión con Cancillería y que a partir de esta semana ya iniciará el proceso de repatriación de los cuerpos de los hondureños hacia el país.
Hondureño relata la pesadilla que vivió al viajar en tráiler
José Mario y su familia pasaron 18 horas en la caja helada de un tráiler rumbo a Estados Unidos. Aunque fue tormentoso, agradece no haber corrido la suerte de 53 migrantes que aparecieron muertos en un contenedor.
Hasta el último momento, este hondureño, que permanece en México con su esposa y tres hijos, intentó eludir la opción del remolque, porque sabía que muchos migrantes han fallecido en esos vehículos, por lo general atestados y sin ventilación.
Pero los «coyotes» (traficantes de personas), a quienes parientes habían pagado 13.000 dólares por llevarlo a Texas junto con su familia, no le dieron alternativa.
«Uno cuando hace el trato lo primero que les pide es que no lo vayan a montar al contenedor, pero ya en el camino hacen lo que quieren», dice a la AFP José Mario Licona, de 48 años, en un albergue de Ciudad Juárez (Chihuahua, norte).
Allí llegó hace dos semanas con su esposa e hijos de ocho, seis y dos años, tras ser expulsados por autoridades estadounidenses.
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