Si a alguien le duele la cabeza o se siente indispuesto después de recibir la vacuna COVID-19, es habitual oírle decir algo como “Oh, esto significa que mi sistema inmunitario está trabajando mucho”.
Por otro lado, cuando las personas no notan nada, a veces les preocupa que la vacuna no esté haciendo su trabajo. Esta percepción no se ajusta a la realidad de cómo funcionan las vacunas.
¿Existe alguna relación entre lo que se puede notar después de una vacuna y lo que ocurre a nivel celular dentro del cuerpo?
Es normal que cada persona tenga una respuesta inmunitaria más fuerte o más débil frente a una vacuna, pero los efectos secundarios posteriores a la vacunación no te dirán cuál es tu caso.
¿Qué hace el cuerpo cuando se vacuna?
El sistema inmunitario responde a las moléculas extrañas que componen cualquier vacuna mediante dos sistemas diferentes.
La respuesta inicial se debe a lo que se denomina respuesta inmunitaria innata. Este sistema se activa en cuanto tus células notan que has estado expuesto a cualquier material extraño, desde una astilla hasta un virus. Su objetivo es eliminar al invasor. Los glóbulos blancos llamados neutrófilos y macrófagos se desplazan hasta el intruso y trabajan para destruirlo.
Esta primera línea de defensa es relativamente breve, dura horas o días.
La segunda línea de defensa tarda días o semanas en ponerse en marcha. Se trata de la respuesta inmunitaria adaptativa de larga duración. Se basa en los linfocitos T y B del sistema inmunitario que aprenden a reconocer a determinados invasores, como una proteína del coronavirus. Si el invasor se encuentra de nuevo, meses o incluso años después, son estas células inmunitarias las que reconocerán al antiguo enemigo y empezarán a generar los anticuerpos que lo eliminarán.
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Dos semanas para desarrollar protección
En el caso de las vacunas contra el SARS-CoV-2, se necesitan aproximadamente dos semanas para desarrollar la respuesta adaptativa que aporta una protección duradera contra el virus.
Cuando te inyectas la vacuna, lo que notas en el primer o segundo día es parte de la respuesta inmunitaria innata; la reacción inflamatoria de tu cuerpo, destinada a eliminar rápidamente las moléculas extrañas que han atravesado el perímetro de tu cuerpo.
Varía de una persona a otra, pero lo dramático de la respuesta inicial no tiene por qué estar relacionado con la respuesta a largo plazo. En el caso de las dos vacunas COVID-19 de ARNm como las de Pfizer o Moderna, más del 90% de las personas inmunizadas desarrollaron la respuesta inmunitaria adaptativa protectora, mientras que menos del 50% desarrollaron algún efecto secundario, y la mayoría fueron leves.
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