JUTIAPA, ATLANTIDA- “Tú eres mi hermano del alma realmente el amigo, que en todo camino y jornada está siempre conmigo”, con esta canción del brasileño Roberto Carlos comenzó el peregrinaje del delantero Enrique Centeno Reneau hacia su última morada en su natal Jutiapa quien ayer le dio cristiana sepultura a su ciudadano predilecto.
En horas del mediodía, el féretro que contenía los restos mortales de “Cañitas” como se le conocía cariñosamente salió de su casa de habitación y recorrió las principales calles de Jutiapa. Sus amigos, todos futbolistas ayudaron a cargarlo. Desde Jorge Pineda y Duván Ramírez, entrenador y preparador físico del Victoria hasta los futbolistas que conforman la actual planilla.
No podían faltar algunos jugadores que compartieron vestuario y se coronaron campeones allá en 1995 como Javier Martínez, José García y Hernán Fúnez. También lo acompañó Ramón Maradiaga quien fue el entrenador que le dio la oportunidad de debutar con la selección mayor de nuestro país en los juegos eliminatorios rumbo a Francia 1998.
Antes de ingresar al cementerio de la localidad, la última parada la hicieron en el campo de fútbol de la localidad, allí donde comenzó a acariciar un balón hasta llegar a la Liga Nacional. Era el momento para recordar anécdotas y hacerle el merecido tributo post mortem al futbolista.
Los primeros en leer el acuerdo fueron los cocoteros del Vida a través de su presidente Roberto Dip, luego llegó Jorge Brower por el Victoria y después, Carlos “Condorito” Mejía, gerente de campo de los azules agradeció a Reneau por todo el apoyo que le dio al club, al cual, incluso en su estado de gravedad, les llevó siete jugadores para el equipo de las Reservas y uno de ellos ya debutó en Primera División.
Llegó el momento inevitable, la caravana fúnebre se dirigió lentamente hacia el camposanto donde por fin descansará el “estilete” después de luchar hasta el minuto 120 de esa dolorosa enfermedad que nos llevó a un campeón, un ejemplo de valentía en el campo de juego.
SÉPALO
Un grupo de jóvenes futbolistas de Jutiapa también ayudaron a cargar el ataúd de Reneau quien hasta el último momento de su vida anduvo viendo que no les faltaran uniformes, balones de fútbol y agua.
La opinión
“Se nos fue un gran compañero, mi hermano, el legado que le dejó al equipo fue nada más y nada menos que un título. Todos lo disfrutamos”
José García


