CORTÉS, HONDURAS. Un hecho violento sorprendió ayer, viernes, cuando se reportó el hallazgo de una pareja muerta al interior de su vivienda en Puerto Cortés, después se conoció que aparentemente el hombre mató a su esposa y luego se suicidó.
Autoridades identificaron a las víctimas como Irina Hércules y Virgilio Carías. Según revelaron el hombre laboraba en el Centro Integrado Interinstitucional del Ministerio Público de San Pedro Sula.
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Por otro lado, una familiar de la hondureña fallecida declaró ante los medios de comunicación que ya no podían hacer nada. Asimismo, indicó que «el enemigo» había atrapado a la pareja con los problemas.
Además, aseveró que los más dañados eran los cuatro hijos menores de edad que tenían. «Ellos partieron en una forma violenta, pero los niños son los que quedan», añadió.
La pariente de Irina Hércules también contó que ella se desempeñaba como enfermera y que era lamentable la situación, pues no solo ellos pasaban por problemas sino muchas parejas en Honduras.
«Muchas mujeres entran en ese mundo de masoquismo, solo por guardar el padre de sus hijos al lado y por guardar las apariencias pero eso no es bueno», relató la mujer.
De igual forma, ella que conoció y convivió con la fallecida, determinó que era una hondureña muy servicial, atenta y alegre. «Aunque ella tuviera problemas, siempre andaba sonriendo», mencionó.
Hipótesis principal
Cristian Nolasco, jefe de operaciones de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), aseveró que la hipótesis más fuerte que manejan es que el abogado habría matado a su pareja y después de eso se quitó la vida.
También, precisó que el suceso se dio a eso de las 4:30 o 5:00 de la mañana, cuando vecinos escucharon dos detonaciones de arma. Luego de eso alertaron a las autoridades, quienes al llegar constataron que estaban ambos cuerpos sin vida.
El agente de la DPI explicó que en la escena encontraron un arma, tipo revólver, la cual será analizada para determinar del todo lo que ocurrió. Mientras tanto, Nolasco contó que el abogado era una persona reconocida en San Pedro Sula.
Los cuerpos sin vida de la pareja quedaron uno encima del otro. La mujer vestía una camisa color rosa y el hombre solo llevaba un calzoncillo y calcetines de color verde.
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