AFP. Casi 20 años después del comienzo de un conflicto ruinoso, mortífero para sus soldados y civiles afganos, e impopular, Estados Unidos se apresta a retirar sus últimas tropas de Afganistán y poner fin a su guerra más larga.
Lanzada en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001, la guerra de Afganistán costó la vida a 2.400 soldados de Estados Unidos y a 1.150 extranjeros, y más de billones de dólares al contribuyente estadounidense, que no ha dejado de juzgarla con severidad a lo largo de los años.
Según la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán, al menos 110.000 civiles afganos han resultado muertos o heridos en el período 2009-2020.
La historia se inició en la noche del 7 de octubre de 2001: estadounidenses y británicos comenzaron a bombardear las posiciones de los talibanes y los santuarios de Al Qaida.
Los talibanes habían impuesto un régimen fundamentalista sobre Afganistán
Los talibanes, que desde 1996 habían impuesto un régimen fundamentalista sobre Afganistán, habían dado refugio al grupo yihadista responsable de los atentados del 11 de septiembre y a su jefe Osama Bin Laden. En pocas semanas, los talibanes son derrocados y huyen de la coalición internacional.
Los estadounidenses acechan a Bin Laden en las cuevas de Tora Bora (este), pero se les escapa.
La victoria de Estados Unidos, que rápidamente desvía su atención de Afganistán con la invasión de Irak en 2003, es sin embargo engañosa.
En 2019, una encuesta del Washington Post demostrará que los funcionarios estadounidenses mintieron a lo largo de los años sobre el avance de la guerra, afirmando hacer progresos militares a pesar de que sabían que no era verdad.
Los talibanes se reagrupan en sus bastiones del sur, utilizando las zonas tribales paquistaníes como base de retaguardia.
La OTAN pone fin a su misión de combate
La dureza de los combates en este país conocido como el «cementerio de los imperios» sorprende a los occidentales.
Su intervención es cada vez más mal percibida por los afganos, irritados por la lenta reconstrucción del país y los abusos de las fuerzas extranjeras.
En el apogeo de su presencia, a mediados de 2011, más de 150.000 soldados extranjeros están en Afganistán, entre ellos 100.000 estadounidenses.
Posteriormente, la retirada será continua. El 31 de diciembre de 2014, la OTAN pone fin a su misión de combate y sólo retiene unos pocos miles de soldados para adiestrar a las tropas afganas y llevar a cabo operaciones antiterroristas.
Tras su elección en 2016, Donald Trump se compromete a poner fin a las «guerras interminables de Estados Unidos». Cumple esta promesa con la firma en 2020 en Doha de un acuerdo histórico con los talibanes que prevé la retirada de todos los soldados extranjeros antes del 1 de mayo de 2021.
En abril de 2021, su sucesor, Joe Biden, confirma el principio de la retirada total, al tiempo que aplaza la fecha límite hasta el 11 de septiembre. Para él, la guerra no tiene justificación desde la muerte de Bin Laden, asesinado por los estadounidenses en 2011 en Pakistán.
«Auténtico régimen islámico»
Pero la salida de los estadounidenses deja a Afganistán frente a un futuro muy incierto. Confiando en su victoria, los talibanes ya se ven de regreso en el poder para restablecer un «auténtico régimen islámico«.
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