REDACCIÓN. Uno de los pilares clave a la hora de mantener una buena salud es la alimentación, aunque sabemos que a veces puede ser complicado hacer las cosas bien por un posible desconocimiento sobre cómo hacer las cosas.
Por ello, a continuación vamos a mostrarte tres estrategias que te ayudarán a optimizar tu dieta, de modo que puedas mejorar tu salud y tus resultados.
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Trata de centrarte en lo que debes eliminar
Muchas veces nos centramos en lo que tenemos que comer, cuando lo que realmente es prioritario es que evitemos todos aquellos ingredientes que pueden perjudicar nuestro progreso y nuestra salud.
Los conservantes, los aditivos, los azúcares añadidos, las harinas y los aceites refinados son muy dados a generar daños sobre nuestra salud. Además, es muy importante que tratemos de eliminarlos de nuestra dieta progresivamente, para más adelante ir incluyendo los nutrientes que nos harán mejorar.
Para que te hagas una idea, es muy probable que todo aquello que intente convencerte de que es saludable realmente no lo sea.
Cuando algo es saludable lo más seguro es que no intente demostrarlo. En ese sentido, no verás un bote de garbanzos resaltando su contenido en potasio o en fibra.
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No tienes que evitar los hidratos
Hace mucho tiempo que se demonizó a los carbohidratos como los culpables de que no perdamos peso, cuando lo cierto es que no es así.
Una dieta baja en grasas no es necesariamente mejor que una sin carbohidratos, sino que en su lugar deberíamos tratar de seguir una dieta alta en comida real con pocos alimentos ultraprocesados, en lugar de centrarnos en si son más altos en hidratos o en grasas.
Esto nos ayudará a regular correctamente nuestro entorno hormonal y a que nuestra ingesta de micronutrientes y fibra sea la adecuada, lo cual también impactará positivamente sobre nuestro apetito y además evitará que terminemos comiendo más calorías de la cuenta.
¿No es necesario que cuentes calorías?
El hecho de contar calorías es una herramienta como cualquier otra, y puede tener su utilidad especialmente si se hace durante un breve periodo de tiempo, al inicio de un programa de acondicionamiento físico, para que esto nos permita más adelante conocer cuántas calorías estamos comiendo de manera aproximada.
El problema de mantener esto a largo plazo es su baja sostenibilidad, ya que es muy tedioso y requiere mucho tiempo, y por eso puede poner mucho estrés sobre quien lleva a cabo este conteo.
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