Cortés, Honduras. La familia Cobos se ha caracterizado por ser un ejemplo de unidad, responsabilidad y amor. Además, han dado grandes aportes a la sociedad hondureña con su trabajo y perseverancia.
Pedro Cobos Caminos encabeza la familia. Nació en Choloma y estudió Ingeniera Civil en la Universidad Autónoma de México, donde se graduó en 1955. Contrajo matrimonio con Enriqueta Álvarez, con la que procrearon dos hijos: Rosaura y Pedro José.
Su experiencia como profesional abarca desde trabajos de pavimentación hasta obras de protección de los ríos en el Distrito federal, como supervisor de la Municipalidad en la prevención de inundaciones. Además, fue maestro de Matemáticas en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula (UNAH-VS), y trabajó en la Dirección de Caminos y Cálculos Estructurales y construcción de edificios en el sector privado.
La admiración y el amor llevaron a su hijo Pedro José Caminos Álvarez a seguir los pasos de su padre. Pero José estudió en el Instituto La Salle y luego se graduó de ingeniero civil en Lousiana State University, con excelentes notas. Su primer trabajo fue en el departamento de Transportación de ese Estado norteamericano.
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Luego participó en un proyecto con inversionistas norteamericanos en Islas de la Bahía, con el último fin de regresar a su patria. Se casó con Maribel López, con quien tiene dos hijos: Pedro Luis y Alejandro. Para mantener la unión familiar regresa a Guanaja y comienza a laborar en la empresa Texaco, en 1989, desde ingeniero de Operaciones hasta el cargo que ocupa actualmente: jefe de Mercadeo de esta empresa.
Lo extraordinario del padre y su hijo es que aún viven juntos. El ingeniero Cobos Caminos, previendo el futuro, dejó un predio al lado de su casa para que su hijo pudiera construir su vivienda y mantener así la unión familiar.
Ambos son excelentes padres, según su esposa y madre, respectivamente. Son católicos y con costumbres y propósitos bien definidos, donde el amor a su familia y a Dios forman parte importante de sus vidas.
Casi siempre existe un fuerte cariño entre padre e hijo, uno es el fiel reflejo del otro, pero en este caso esa reunión está cimentada en el trato diario, con los consejos que el ingeniero Cobos le ofrece a Pedro José y que este a su vez extiende a sus hijos pequeños, tratando de darles una vida feliz, ordenada, placentera y disciplinada como la que él ha tenido al lado de sus padres, en un hogar que es ejemplo de estabilidad y amor.
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