Honduras. «Siéntese aquí»: se leía en los rótulos colocados en las bancas de la Parroquia San Marcos para hacer respetar la distancia entre los feligreses que llegaron a la primera misa oficiada en Gracias, departamento de Lempira.
Una iglesia, a la que cristianos llegan para alabar a Dios, tuvo que verse obligada a reducir los espacios para evitar los contagios de covid-19, como las leyes terrenales lo mandan y los líderes religiosos respetan.
Los datos dados reflejan que la Parroquia tiene una capacidad para recibir a 600 feligreses, pero debido al coronavirus, sólo ingresaron 90 personas.
Antes de que el campanario sonara a las 5:00 pm, ayer, los cristianos llegaban frente al portón del predio de la iglesia. Allí había un hombre para desinfectar sus zapatos y otro que les tomaba la medición de temperatura.
Adentro estaba el sacerdote Lenin Gutiérrez y miembros de la Comisión Nacional de Contingencias Permanente (Copeco), quienes observaban el proceso de bioseguridad.
Al llegar la hora, el culto comenzó y las personas adentro respetaron el distanciamiento social, no sólo al momento de sentarse, sino al momento de recibir la hostia. Esto, porque el suelo también estaba marcado de forma métrica. Otro detalle sobresaliente fue el uso de las mascarillas.
Las personas que llegaron al templo, fueron aquellas que su último dígito de la tarjeta de identidad terminan en «4», respetando las medidas de bioseguridad durante la misa en Gracias.
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