La pandemia generada por la COVID-19, además de provocar una evidente crisis sanitaria, también dio a lugar a masivos despidos a nivel nacional, esa es la Historia Humana de Carol Vega Amador, de 34 años de edad, quien fue separada de su puesto de trabajo el pasado 1 de junio.
Carol, originaria de La Ermita, Talanga, zona nororiental de Francisco Morazán, narró a TIEMPO Digital la difícil situación que vivió en los últimos dos meses debido a la inestabilidad económica que le generó la pérdida de su fuente de ingresos.
Sin embargo, su tenacidad, abnegación y compromiso como madre de dos pequeños: Suri Anahí, Denzel Isaías Hernández Vega la hicieron, junto a su esposo Moisés Isaías Hernández, con quien lleva once años de matrimonio, buscar una nueva forma de emprendimiento que les ayudara a sacar adelante a sus hijos.
Según dijo Carol, desde que era una niña se introdujo en el mundo laboral y con tan solo 14 años de edad inició trabajando como niñera en una residencia particular de la capital.
Desde entonces, la ejemplar hondureña veló por sus necesidades y años más tarde conoció a su actual pareja y padre de sus hijos con quien sostienen una relación estable, según sostuvo Carol.
Ambos contribuyen en el sostenimiento de su hogar; su esposo labora como guardia de seguridad en una empresa privada, esto hace que en ocasiones realice turnos nocturnos, mientras tanto, Carol vela por el cuidado de sus pequeños.
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Sueña un mejor futuro para sus hijos
Como cualquier madre así lo quisiera, Carol indicó que desea darle a sus hijos el mejor futuro y que sus pequeños tengan una mejor infancia. Esto, pese a que asegura que la suya fue fenomenal, pero con algunas carencias económicas.
«Mi infancia fue muy bonita. Jugaba con mis vecinos, aunque en la escuela no tuve muchos amigos, pero fui muy estudiosa», recordó Caro con nostalgia.
Además, «desde niña me levantaba muy temprano a quebrar maíz, para ayudar a mi madre que vendía tortillas y siempre fui muy obediente con ellos», agregó.
A renglón seguido, expuso que también quiere enseñarle a Suri y Denzel el valor de las cosas y que asimilen el sacrificio que desde muy pequeña ella realizó, incluso el que junto a su esposo hacen actualmente, para procurar que no les falte el pan en su mesa.
Despido durante la pandemia
Carol Vega reiteró que la pandemia ocasionó su salida de la empresa en la que prestaba servicios como empleada doméstica, sin embargo, este no representó el final para ella.
«Me despidieron el 1 de junio de este año por esta pandemia porque no tenía cómo transportarme a mi trabajo», recordó.
A efecto de ello, «primero me puse a vender chocobananos paletas y charamuscas pero no me resultó». No obstante, la perseverancia de Carol la llevó a incursionar en otras actividades que a su criterio, le generarían ganancias con lo poco que ella cuenta.
Así que, volvió a intentarlo, pero tampoco logró resultados. «Luego me puse a vender tortillas pero me enfermé por lo caliente del fogón», apuntó Carol.
Pero Carol aplicó el famoso dicho «la última es la vencida», y ahora se dedica a vender golosinas. «Porque ni modo, tengo que buscar hacer dinerito para ayudar en mi casa», dijo con entusiasmo.
Finalmente, la dinámica hondureña quiso compartir un mensaje de entusiasmo a todas las madres hondureñas que han pasado por su misma situación.
«La vida sigue y el hecho de habernos quedado sin nuestro trabajo no motivo para desanimarse hay que buscarle siempre a la vida ¡Dios no desampara a nadie! nosotros las mujeres somos muy inteligentes y emprendedoras y por nuestros hijos, hay que luchar para sacarlos adelante con esfuerzo y honestidad», concluyó Carol Vega.
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