TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Largo y peligroso fue el trayecto que recorrió una hondureña para llegar a Estados Unidos. Salió embarazada de varios meses y al llegar a la frontera sur estaba a punto de dar a luz y solo había una alternativa, entregarse a la Patrulla Fronteriza.
La hondureña no iba sola, la acompañaban sus dos hijas. La fémina salió de Honduras, emprendió el largo viaje para pedir asilo en el país del norte.
La connacional habló con el periodista Pedro Ultreras. Ella en el camino ya iba sintiendo contracciones, dijo. Tomada de la mano iba con sus dos hijas no mayores a los nueve años en busca de un mejor futuro.
Dunia Raquel Hernández dijo: «Se me pone dura, me pegan contracciones y dolores». Relató que hace 17 días emprendió la ruta con sus dos hijas, una de cinco y otra de ocho años.
No fue fácil el camino, pues le tocó ver a sus hijas aguantar hambre y «caminar en caminos que nunca imaginé», dijo entre lágrimas.
Su travesía por Guatemala y México hasta llegar a la frontera sur de Estados Unidos no fue un «capricho» sino una necesidad ya que quiere lo mejor para sus hijos.
Cuando se entregó a la Patrulla Fronteriza les dijo que ya estaba a punto de dar a luz: «Me dijeron que me viniera para acá».
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Preocupación
Ya pasó una de las preocupaciones, llegar a la frontera, pero ahora la hondureña enfrenta otra y es con quién quedarán sus hijas cuando ella vaya a dar a luz. Su única hermana en ese país vive en el estado de Luisiana, pero no puede ir a la frontera a recoger a sus niñas.
Otro miedo al que ella se enfrentó fue dar a luz en el camino. Sin embargo, su más grande refugio fue el «ángel» que desde hace más de ocho meses carga en su vientre. Ella a cada momento habla con su pequeño que nacerá en ese país.
«Le digo que lo quiero mucho, que a pesar de todo el dolor que hemos pasado lo quiero y quiero lo mejor para él», contó mientras sus hijas a la par sonreían con una inocencia y desconocimiento de lo que a su alrededor ocurría.
En un momento, Dunia se recostó en el pasto verde tratando de soportar las contracciones mientras esperaba ser llevada al centro de procesamiento.
Por último, a pesar de las contracciones dijo sentirse alegre y que llegar a Estados Unidos le daba una gran tranquilidad, la que en su país de origen no tenía.
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