REDACCIÓN. A raíz de las declaraciones de la Primera Dama de Honduras, Ana de Hernández sobre el tema de inmigración, un joven predicador compartió con Diario TIEMPO Digital una carta a la esposa del presidente de la república.
Ana de Hernández se manifestó días atrás cuando se inauguró el Mes de Prevención de la Migración y dijo que “¡No arriesgues tu vida, tu futuro está aquí!”, con el fin de concienciar a los padres de familia para que no envíen a sus hijos de forma ilegal hacia EEUU.
“Mi hija se acaba de graduar y yo la voy a mandar a que estudie afuera”, confesó la esposa del presidente Juan Orlando Hernández. “Pero no la voy a mandar con un coyote, eso no lo haría nunca”, agregó la Primera Dama, dirigiéndose a muchos de los padres de familia ahí presentes.
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En virtud de lo anterior, el joven Luis Luna se expresó así de forma íntegra:
Excelentísima primera dama,
«Estoy seguro que usted no va a leer esta nota. Tiene cosas más importantes que hacer. Precisamente por eso es una carta abierta. Recién acabo de ver el video en el que usted se refiere a la temática de la inmigración. Me imagino que habrá una avalancha de críticas, burlas y memes acerca de lo que usted dijo. Cuando alguien ocupa el puesto que su esposo ocupa la crítica está a la orden del día.
En parte, es un derivado de estar en el poder. El precio del liderazgo. Yo también he sufrido por decir cosas sin antes reflexionar.
Pero, claro. Yo no soy el presidente de la república. Tengo un privilegio y honor más grande: soy líder de jóvenes en mi iglesia local. Por eso, no le escribo en tono burlesco o con saña. Sino como un ciudadano hondureño consternado por algunos aspectos evidentes en su discurso.
El primero de ellos es la aparente falta de comprensión que revela acerca de la problemática de la inmigración en el país. O de la gente que se va «con coyote.» Yo, al igual que gran parte de los hondureños leyendo esto, tenemos algún pariente cercano, familiar lejano o amigo que emigró al extranjero en busca de un mejor horizonte.
La iglesia en la que sirvo está ubicada en una comunidad en riesgo social. De primera mano he visto y sentido el dolor de las familias cuando uno de los miembros tiene que emigrar en busca de oportunidades de trabajo. Nadie que yo conozca cruza la frontera de manera ilegal con la mera intención de quebrantar las leyes migratorias. En la mayoría de los casos, son padres dispuestos a quebrantar la ley migratoria antes de quebrantar la ley natural de la vida que les dicta que deben proveer a sus hijos.
En segundo lugar, nuestros hermanos inmigrantes juegan un papel fundamental en la economía del país. Durante los últimos años, los hondureños que emigran hacia otras tierras generan una de las principales fuentes de ingresos en el país. En otras palabras, el país, del cual su esposo es el presidente y usted la primera dama, se mueve en parte gracias a las divisas que envían los hondureños que se van «con coyotes.»
Y por último, sabemos que las oportunidades de educación superior en países desarrollados pueden significar una ventaja competitiva laboral considerable. Primera dama, que bueno que su hija tenga la oportunidad de estudiar en el extranjero al lado de su hermanito.
Que bueno que usted no mandará a su hija con un coyote. Que bueno que ella no tendrá que amarrar su brazo al varandal del vagón del tren por miedo a dormirse y caer. Que bueno que no experimentará el miedo de ser atrapada por los zetas. Que bueno que no correrá el peligro de morir por deshidratación en el desierto. Que bueno que ella no será una más de los miles de jóvenes hispanos en EEUU cuyo estatus legal les obstaculiza terminar sus estudios superiores.
Y la razón por la que ella no pasará todo eso es porque hay un pequeño distintivo, primera dama: ¡ELLA ES LA HIJA DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA! Ahora, reconozco que lo que usted dijo sólo fue un comentario desatinado. Un desliz. Una traición del inconsciente. No fue un grave problema. Yo he dicho muchas cosas desatinadas también. Al igual que todos aquí. A lo mejor publicar esta nota fue algo desatinado. Lamentablemente, usted tuvo el infortunio que fue grabada por todos los medios del país. En serio, no me imagino la presión que carga cada vez que se dirige toda la nación.
Pero, de todo corazón espero que ese comentario haya sido nada más eso: un comentario aislado. Y no la representación de una perspectiva errónea de ver al hondureño migrante con menosprecio y como criminal en lugar de víctima de la realidad social del país. Porque, de ser así, entonces, sí es un grave problema.
Saludos cordiales, Luís Luna Jr., amigo y hermano de hondureños que se han tenido que ir «con coyote.»