TEGUCIGALPA. Una familia hondureña que residía en un hermoso vecindario de Santa Rosa, California está sufriendo en carne propia el paso del devastador incendio que ha consumido cientos de viviendas, incluida la de ellos, y ha dejado miles de acres calcinados, 175 desaparecidos y al menos 40 muertos.
Se trata de la familia conformada por Javier y Orfa Fajardo y sus dos hijos, Omar (25) y Alberto (20), nacidos también en Honduras y residentes en Estados Unidos.
Las llamas que desde hace más de siete días se propagan con ferocidad en el norte de California, quemando todo lo que encuentran, con una velocidad impresionante.
A los Fajardo, el incendio prácticamente los dejó en la calle. De lo que era su residencia no ha quedado nada. La conflagración quemó hasta el carro de Orfa, su compañera de luchas.
“Las únicas tres cosas materiales que pude conservar de mis últimos 20 años son mi antigua Biblia; el IPad de mi esposa. Además de los documentos personales de la familia, pasaportes, seguros sociales y actas de nacimiento”, detalla Javier.
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El momento de evacuar
Los Fajardo residían en el área de Coffe Park. El incendio habría comenzado a la media noche del domingo ocho de octubre, pero ellos no lo sabían.
Se despertaron en la madrugada del lunes, porque se fue la luz y escucharon unas explosiones. Salieron de la vivienda y vieron a unos vecinos evacuando.
Entonces, al igual que los vecinos, decidieron irse ya con lluvia de cenizas y llamas volando. Se pusieron a salvo ellos y una pareja de amigos, Misael Marriaga e Iris Castillo, que estaban de visita pasando unos días en su casa.
Javier dice que sabía que sólo un milagro evitaría que las llamas arrasaran con su casa. Se refugiaron todos en su centro de trabajo, una tienda de muebles que se ubica a unos diez minutos del barrio.
“Llegar ahí, pese a la cercanía, tomó dos horas en llegar a mi trabajo, porque todo el vecindario estaba evacuando. Pudimos ver a ambos lados cómo las llamas devoraban las casas”, relata.
Ocho horas después de la evacuación, sorteando las barreras que puso la Policía, Javier volvió al barrio; y, todo era nada, las llamas habían consumido su residencia. “Parecía que una bomba atómica había destruido el vecindario”, comenta.
Un video que ha publicado en su muro de Facebook muestra el doloroso momento en el que Javier y su familia llegan al vecindario.
“Ni siquiera podíamos identificar la cuadra. Las señales con los nombres de las calles se habían derretido por la intensidad del fuego”, cuenta.
“Logramos identificar dónde había estado antes la casa porque encontramos calcinado el carro que mi esposa había dejado estacionado frente a la casa”, indica.
“Fue traumático haber visto destruido todo lo que habíamos construido en casi veinte años de vida aquí en los Estados Unidos. Fue como borrar por completo nuestro pasado”, dijo.
Ese día, a falta de vivienda, tuvieron que viajar a San Francisco, California, para hospedarse en casa de unos amigos. Ahí se encontraron con su hijo Omar, que reside en esa ciudad.
Omar estudia en la Universidad de San Francisco y se va a graduar en diciembre de ingeniero mecánico. Omar y su hermano son “dreamers”.
El jueves pasado, cuando sus amigos que estaban de visita volvieron a Carolina del Norte, regresaron a Santa Rosa, California; donde una familia salvadoreña que los recibió y en donde permanecerán hasta que consigan un lugar permanente para vivir.
Pero esta no es la primera tragedia en la vida de los Fajardo. De hecho, Javier está en Estados Unidos, como parte del desplazamiento que produjo el paso de huracán Mitch en Honduras en 1998.
En aquellos años, él era el propietario de una fábrica de muebles que sucumbió a causa del fatídico huracán. Que hizo a muchos hondureños migrar. Después, como pudo, se llevó a su familia.
Hasta ahora, Javier explica que no ha tenido comunicación con las autoridades hondureñas en California. Había un consulado cerca, en San Francisco, pero se movió a Seattle, a quince horas manejando.
El otro consulado está en Los Angeles, a la misma distancia del de Seattle, saliendo de su lugar de residencia.
Solicitan ayuda
Los Fajardo reportan que están recibiendo apoyo del gobierno norteamericano, que respalda a las víctimas del incendio cubriendo las necesidades más básicas y en un plan temporal, para paliar la situación del momento.
Un amigo llamado Asael Romero, hondureño que reside en New Orleans, inició una campaña en Internet para recolectar fondos y apoyarles.
El sitio es https://www.gofundme.com/santa-rosa-fire-destroyed-home y la misión es recolectar al menos 10 mil dólares que sirvan para un alquiler y tengan nuevamente donde vivir.
Para más detalles de esta historia y otros apoyos, Javier Fajardo está de acuerdo con que lo contacten a su correo electrónico javierfajardot@yahoo.com.
Mientras tanto, Javier dice que no descansará hasta reconstruir su vida y la de su familia nuevamente. Trabajará con ahínco para regalarle a sus hijos un nuevo futuro, porque el que les había prometido y construido lo destruyó las llamas.