REDACCIÓN. Los centroamericanos amparados por el Estatus de Protección Temporal (TPS), idean nuevas opciones. Entre ellas, está como opción el matrimonio o irse a Canadá.
Esto, a fin de evitar que los regresen a sus países de origen ante la posible anulación de la salvaguarda por el presidente estadounidense, Donald Trump.
«Tenemos que casarnos con un ciudadano para estar seguros acá; por si el señor Trump nos quita el TPS», dijo al portal digital Departamento 19 Gloria Ramos, de 54 años.
«Yo ahorita ando buscando abogado que me venga a casar al restaurante. Mi pareja es salvadoreño y ciudadano, probablemente en menos de un mes estaré casada», adelantó la beneficiaria de TPS.
Ramos consultó con una abogada, quien le explicó que después de un fallo de marzo pasado en una corte federal de Apelaciones en California, por medio de un hijo ciudadano mayor de 21 años o cónyuge ciudadano, los portadores de TPS pueden tramitar la «residencia permanente».
La inmigrante hace parte de unos 190.000 salvadoreños que lograron el TPS por catástrofes naturales en su país. Esto, a principios de 2001, durante el Gobierno de George W. Bush (2001-2009).
De igual manera, 57.000 hondureños y 2.550 nicaragüenses, por decreto del presidente Bill Clinton (1993-2001), recibieron TPS en 1998 después de la destrucción causada en Centroamérica por el huracán Mitch.
Salvador Sanabria, director de la organización comunitaria El Rescate, manifestó que es entendible el temor de los centroamericanos. Ello, ante la amenaza que han enfrentado este año los haitianos de perder esta garantía migratoria.
«La solución de que el novio o novia ciudadanos se casen para proteger a su pareja con TPS es válida; pero hay que consultar un abogado», declaró Sanabria.
Lea también: «No nos quiten el TPS», piden haitianos y centroamericanos en Miami
Canadá, posible ruta alterna al cancelar el TPS
La cancelación de ese beneficio a salvadoreños, hondureños y nicaragüenses provocaría una crisis de proporciones regionales en Centroamérica; y, en países vecinos como Canadá.
El salvadoreño Rafael Ayala, de 60 años, huyó en 1998 a Estados Unidos tras amenazas de grupos de delincuentes, y junto con su esposa y dos niños lograron la aprobación de TPS.
«Mi hija hoy estudia maestría en contabilidad y junto al hermano; también universitario, están buscando oportunidades de trabajo en Canadá», declaró Ayala.
El centroamericano espera que por el prestigio de los títulos de universidades en Estados Unidos «consigan empleo» allá.
«Hay que estar preparados psicológicamente por si nos quitan el TPS, pero tenemos preocupación. Yo no puedo volver por las amenazas y mis hijos ni conocen El Salvador», señaló.
El TPS para salvadoreños vence el próximo 9 de marzo del 2018. Mientras que para hondureños y nicaragüenses está vigente hasta el próximo 5 de enero del siguiente año.
Se prevé que la decisión del gobierno de Trump será dos meses antes del vencimiento de cada TPS. Martha Arévalo, directora del Centro de Recursos Centroamericanos (CARECEN), dijo que «no hay que perder la esperanza».
«Con los campeones legislativos vamos a impulsar una propuesta de ley para buscar una solución permanente para los ‘tepesianos'», declaró Arévalo.