HONDURAS. Donde antes hubo agua y mucho verde, hoy, tan solo es sedimento y solo los recuerdos quedan de la Laguna de Ticamaya en San Pedro Sula, norte del país.
Imágenes de lo que una vez fue La Laguna circulan desde ayer miércoles en redes sociales, compartidas por usuarios de Facebook, quienes indignados se preguntan qué fue lo que pasó.
«Por eso hay que disfrutar de la naturaleza que queda, porque en poco tiempo, ya solo veremos polvo. Los dioses Lencas de la antigua Tholomac deben estar muy enojados», comentó Walter Aguirre Moreira, cuidado que difundió las fotografías.
¿Azucareros tiene la culpa?
Cabe señalar que TIEMPO Digital denunció anteriormente esta situación, el pasado 23 de agosto de 2019. Para ese entonces, la laguna todavía tenía agua, aunque, sí, muchísimo menos que años atrás.
En esa oportunidad, el regidor Gustavo Mejía, aseguró ante varios medios de comunicación que la laguna se estaba secando porque en la comunidad de Las Flores y otros sectores «Están drenando el agua para utilizarla» a beneficio de las plantaciones de caña que están próximas.
«Hace un mes el agua desapareció. Allí utilizaron bombas para tirarla a los quineles que hicieron. Nosotros le vamos a dar seguimiento hasta que actúen (las autoridades)», afirmó Mejía es vez.
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Investigadores expusieron sobre el lirio acuático
En el informe “El Impacto y Contaminación Ambiental de la Zona Metropolitana”, que hizo la compañía estadounidense Dellepere Enterprises y presentó en 2018, se muestra que la laguna de Jucutuma y Ticamaya podrían desaparecer en un futuro cercano.
El investigador Jorge René Hernández afirmó que las áreas naturales de San Pedro Sula se están perdiendo por la contaminación. Argumentó que de «haber sido tratadas a tiempo, estas lagunas aún conservarían su belleza y su potencial biológico».
Lirios
Asimismo, dijo que gran parte del oxígeno del agua de ese estanque natural estaba siendo consumido por los lirios acuáticos, conocidos como lechugas. Se propuso que las mismas serían eliminadas por un grupo de ambientalistas.
«La limpieza del lirio se hace de forma artesanal. Hay una empresa contratada que va haciendo el trabajo. El lirio crece y su raíz conecta con el suelo y se hace otro tipo de vegetación. De tal forma que la «rodean, la atan y la jalan por medio de un automotor hasta la orilla, donde la sacan del agua que abarca 294 de las 442 hectáreas tienen agua», comentó Manuel Iraheta.
Pero bueno, ahora ya no hay necesidad de limpiar el agua o preocuparse de alguna u otra manera por la Laguna de Ticamaya, y la razón de esto es porque tristemente ya no existe.
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