REDACCION. El fin de año y el comienzo de otro representa un momento cargado de simbolismo, por eso se celebra con costumbres alejadas de toda lógica racional.
Un nuevo año nos promete la energía de renovación, la promesa de tiempos mejores.
También de un nuevo año se espera la oportunidad de reparar errores.
Son metas que se debaten en ese instante especial de las doce campanadas.
Por herencia religiosa, mitos y costumbres, en las noches de Navidad y Año Nuevo nos abocamos a costumbres.
Esas costumbres permanecen en quienes valoran el poder de transformar aquello que necesitamos.
Para esto, hacemos un repaso por algunos de los rituales más conocidos para estas fechas.
Comer 12 uvas

Para tener un año dulce. Se comen pacientemente y sin interrupción una por cada campanada que anuncia el cambio de calendario.
Usar ropa interior rosada
Para tener buena suerte. El rosa, también tiene el propósito de atraer prosperidad y buena suerte.
Prendas interiores rojas o amarillas

Tanto hombres como mujeres acostumbran usar una prenda íntima de color rojo cuando se busca conjurar el amor y amarillo para el éxito en las finanzas.
Pisar con el pie derecho Para ir por el buen camino.
Deberá pisar fuerte con el pie derecho justo después de las doce campanadas de medianoche quien aspire a un año libre de obstáculos.
Salir con maletas

Para cumplir el sueño de viajar. Si estás pensando en viajar este año, pero todavía no tenés plan ni recursos esta costumbre es muy popular.
Se debe armar la maleta como si estuviera a punto de irse de viaje y salir con esta a la calle después de las doce.
Quemar ropas, muebles o muñecos viejos
Para dar paso a lo nuevo. Una modalidad para terminar con lo malo es destruirlo simbólicamente dentro del fuego purificador.
Barrer la casa

Para eliminar las impurezas. Esta costumbre que asocia la limpieza física como sinónimo de purificación espiritual es muy extendida.
Se barre de adentro hacia afuera para alejar la mala suerte.
Vestirse de blanco

Para absorber las buenas vibraciones. El blanco es el color de la pureza y la renovación.
Esta asociación se explica porque siendo un tono acromático, el blanco en sí no es un color sino una luz compuesta por la suma de todos los colores.
Por lo tanto, es capaz de atraer nuevas energías.
Encender velas

Para agradecer y pedir. Se encienden velas no sólo para crear un ambiente especial, también para pedir y honrar la buena fortuna.
Las velas amarillas activan la abundancia, las rojas el amor, las verdes la buena salud, las blancas la claridad mental y las velas naranjas la inteligencia creadora.