Tegucigalpa. El policía hondureño extraditado a solicitud de la justicia de Estados Unidos (EE.UU.), Ludwig Criss Zelaya Romero, envió una carta a la juez Lorna G. Schofield, de la Corte del Distrito Sur de Nueva York, solicitándole un nuevo abogado defensor y pastillas contra la depresión.
En el documento de tres páginas escrito por Zelaya Romero, se queja de la lentitud con la que trabaja su apoderado legal Sean M. Maher.
Además, manifiesta su inconformidad al decir que le permiten tomar sus medicamentos para controlar la depresión y un problema que padece en la columna.
La carta fue elaborada el pasado 30 de julio del presente año. En la misma, el subcomisario hondureño extraditado fundamenta que la razón que lo llevó a escribir dicha carta, es que no se siente satisfecho con la representación legal de su apoderado.
“La manera en que él – Sean M. Maher- está llevando mi defensa en la presente causa penal, he llegado a pensar que no tiene el debido interés de defenderme”, cita Zelaya Romero en su carta.
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Al mismo tiempo, le explica a la juez Schofield, que desde su llegada a tierras norteamericanas –por extradición- le ha entregado una serie de documentos “importantes” para su caso a su defensor.
Mismos, que a su criterio su abogado no les ha dado el trámite correspondiente para su respectiva traducción.
“Él –Sean M. Maher- siempre me responde: ¿A dónde dice eso? si ya los tuviera traducidos supiera donde lo dice”, expresa en uno de los párrafos del manuscrito.
Ante ello, Zelaya Romero, asegura que siempre le pidió a su representante una copia del expediente de su caso; Supersedign Indictament S1. 15 Cr. 174 (LGS). El cual, el expolicía hondureño nunca le facilitó su apoderado legal.
Del mismo modo, por dicha actitud de su defensor asegura tener algún tipo de temor con lo que pueda pasar con su caso.
“En un par de ocasiones, dos o tres veces me ha dicho que firme y acepte una culpabilidad a 20 años. Para luego hacer 16 y que ya llevo uno, por lo que solo me faltarían 15. Eso me tiene muy estresado y deprimido”, comenta Zelaya Romero.
Finalmente le pide directamente a la juez encargada de su caso que le cambie su actual abogado Sean M. Maher, por uno que hable español.
Solicita la intervención de un médico para ayudarle con su problema de ansiedad
De igual manera, el exsubcomisario Ludwig Criss Zelaya Romero, en la misma carta enviada a la juez Lorna G. Schofield, le menciona el padecimiento de dos enfermedades físicas.
“Aquí nunca me han permitido ver a un médico para que me evalúe los problemas de salud que tengo”, subraya. En conformidad a lo anterior, Zelaya Romero encierra las dos presuntas enfermedades que tiene:
- Una discopatía degenerativa en la región lumbar entra la L4-L5 y L5-S1.
- Un trastorno depresivo compulsivo
Por ello, le implora poder ser evaluado por un doctor ya que desde su llegada en diciembre no ha sido visto por alguno. Además, apunta que tampoco le han facilitado los medicamentos respectivos para dichos problemas.
Enfatiza que de ambos casos su abogado tenía conocimiento. También de los exámenes y certificaciones de los médicos que lo han tratado por esos problemas.
Asevera que ha intentado por todos los medios comunicarse con los encargados del centro de detención, a lo que ha recibido como respuesta que siga escribiendo.
“Hablé con un señor que parece médico, que es quien entrega los medicamentos, quien responde al nombre de Joaquín. Él –Joaquín- me dijo que no habían médicos en la prisión”, cita Zelaya Romero. Concluye su carta manuscrita de manera muy respetuosa a la juez encargada de llevar su caso.
Antecedente de su captura
El 30 de junio de 2016 el Gobierno de EE.UU. hizo pública una lista y demandó la extradición de seis oficiales bajo el cargo de conspiración para introducir cocaína a Estados Unidos.
El hondureño fue extraditado por su presunta vinculación de llevar ametralladoras y dispositivos destructivos durante la actividad de narcotráfico para la que fue contratado por Fabio Lobo, hijo del expresidente Porfirio Lobo Sosa.
Además de Zelaya Romero fueron imputados los subcomisionados Mario Mejía Vargas y Carlos Zavala; el comisario Víctor López, el inspector Juan Manuel Ávila y el subcomisario Jorge Alfredo Cruz.
Todos dispusieron entregarse el 5 de julio de 2016, a excepción de Zelaya Romero. Sin embargo, este se presentó el 13 de julio en la Embajada estadounidense con el propósito de ponerse a disposición de la justicia estadounidense pero no lo atendieron. Al salir, fue detenido por policías hondureños.
En septiembre de 2016 un juez concedió la extradición del oficial, la que fue ejecutada el 13 de diciembre pasado. Además de cargos por narcotráfico, el expolicía enfrenta cargos por tráfico de armas. Ludwing se convirtió en el décimo tercer hondureño extraditado hacia Estados Unidos por el delito de narcotráfico.