SAN PEDRO SULA. “Si algún asomo de mérito me asiste en el desempeño de mi profesión. Este es bien limitado, yo no pretendo más que cumplir con el clásico juramento de hacer el bien a mis semejantes.”
Deja los libros de estudio, se coloca la bata blanca, mira su reloj, mientras imagina que un día será el médico de los pobres en Honduras.
Mario Miranda de 20 años de edad, nació y creció en un pueblo de nombre San Andrés Minas, tierra que vale oro.
Durante estos cuatro años de carrera en la Universidad Latina de Costa Rica, Mario ha aprendido a sensibilizar más su espíritu.
Gracias a las charlas de sus mentores sobre el trato a las personas, porque ver con una sonrisa hasta el más humilde no tiene precio.
Sus progenitores son don Mario Miranda (44), empleado de una compañía minera y María Irma Saavedra (42), catedrática en kinder.
Asimismo tiene una hermana de nombre Julia Esperanza Miranda (17).
SUS PRIMEROS AÑOS DE EDUCACIÓN E INFANCIA
Sacó sus seis grados de escolaridad en el Colegio «Juan Pablo Villanueva» en la aldea antes mencionada.
Tuvo una infancia divertida y bonita, le gustaba jugar mucho, pero no con vídeo-juegos, sino «Tazos» con sus amigos que siempre le visitaban en la casa.
Le gustaba mucho mirar televisión, se hacía pasar por maestro y hasta de médico, donde atendía a muchos pacientes.
«Cuando voy a Honduras, con quienes jugaba me recuerdan de los momentos en que les hacía pruebas, dictados e inyectaba, dice Mario acompañado de una sonrisa ligera.
Añadió con nostalgia que «extraño todo eso, a veces deseara retroceder el tiempo y ser un niño para volver a convivir de esa manera».
Cuando le preguntamos que si quiénes eran los amigos con los que tanto disfrutó su niñez, nos dijo los siguientes nombres:
Cristian Trigueros, Ruth Noemí Trigueros y Francisco Trigueros (los tres primos).
Por fortuna, Mario ha vivido en un hogar de personas luchadoras, por tal razón siempre hubo estabilidad económica, nunca le ha faltado nada, todo lo que ha querido se lo ha ganado a pulso pues dice que su padre tiene muy claro el concepto que para tener algo en la vida, hay que esforzarse primero.
Al respecto, nos comentó un ejemplo de ello, «Cuando estaba en la escuela gané medallas y diplomas de honor porque me esforzaba, participé en concursos de oratoria en el municipio porque siempre quise dar lo mejor de mí.
Recuerdo que en tercer año de escuela el Gobierno de Honduras me premió con una beca por buenas notas, pero la debía de ir a traer a un sector conocido como La Flecha, en La Entrada, Copán.
Y dije que anhelaba ir a traerla, pero mi papá me mencionó que mucho el proceso, que mejor él me daría los L. 1,500.00, no obstante, insistí y con mi mamá fuimos a reclamar el dinero».
SU ESTAPA EN COLEGIO
Sacó sus últimos dos años (2009-2010) de ciclo común en el «Olga Ondina López» del Municipio de La Unión, Copán, donde considera aprendió mucho .
«Hubo muchas experiencias, po lo que considero que fueron años memorables en mi vida, a veces los domingos cuando estoy estudiando se me vienen a la mente los recuerdos y me da nostalgia, sin duda los atesoro porque conocí amigos que marcaron mucho en mi vida y maestros ejemplares.», dijo Miranda a TIEMPO.
«Por ejemplo, recuerdo que una vez hubo un festival de música, la licenciada Alma Ramos me motivó a participar junto a en ese entonces mi compañera Delsy Molina, la canción de «La pareja ideal» en la cancha del colegio, aunque no es mi fuerte, fue inolvidable», ríe mientras lo pronuncia el estudiante de medicina.
Posteriormente pasó a ser parte del Instituto «Marcos Efraín Aguirre Lara» en el Municipio de Cucuyagua, Copán, donde sacó su Bachillerato en «Ciencias y Letras».
¿Qué camino seguía realmente para Mario Miranda?
Habían varias opciones a estudiar, entre ellas: Escritor porque es su pasión; pero consideró que aquí no hay futuro de eso, magisterio; pero es una de las carreras más saturadas en Honduras, astronomía siempre fue de su agrado, pero no vio mucho énfasis en ella y otra era medicina.
Mario aún recuerda el momento en que junto a su padre se sentaron a dialogar y a decidir sobre su futuro, donde finalmente escogió medicina.
Sacar dicha carrera implicaba moverse a las ciudades San Pedro Sula o Tegucigalpa, pero debido a la ola de inseguridad en el país, su papá decidió poner un poco más de esfuerzo y mandarlo a Costa Rica, en la Universidad Latina en 2013.
«La educación en Honduras es buena, lo digo porque fui parte ella y de manera pública, pero por temor a verme involucrado en violencia, me mandó a Costa Rica, un país ejemplar. Sin duda la parte económica juega un papel trascendental porque el costo de la vida es muy alto, pero gracias a los buenos empleos de mis padres, el sueño se ha hecho posible», puntualizó Mario en entrevista.
El hora residente en San Pedro, San José dice que no se le dificultó mucho el ingresar a un nuevo mundo en el hermano país centroamericano, aunque el idioma tiene sus desviaciones, la comida y la cultura también suelen ser diferentes.
«Cuando recién llegué me invitaron a comer algo llamado petacones, cuando me dijeron eso les dije que no comería jajaja, pero después me di cuenta eso en Honduras son los llamados tostones», destacó el joven estudiante.
¿Cómo es lunes a viernes con Mario Miranda?
Me levanto a las 5 de la mañana para ir al hospital, a las clases teóricas de 6 a 7, de 7 a 11 rotación, luego almuerzo en mi apartamento, de 3 a 5 de la tarde voy a simulación en la universidad donde se trabaja con máquinas.
A las 5 de la tarde estoy de regreso en mi apartamento, de 6 a 7 de la noche suelo ir al gimnasio día por medio y para mantenerme más que todo saludable, es que uno en la carrera mira varias cosas que le pueden afectar, pues por ello hay que poner de nuestra parte.
Más adelante ceno, estudio un rato y me acuesto a dormir a eso de las 11 o doce de la noche.
¿Qué tal los fines de semana?
Los sábados por a mañana estoy en el apartamento, hago ejercicio y estudio por la tarde, mientras que el domingo voy a la iglesia, tomo un café con mi hermana o amigos y luego me pongo a estudiar.
¿Cuéntenos un poco de su vida espiritual?
Asisto a una iglesia evangélica, me gusta conocer de la palabra y trato cada día de ser mejor con los mensajes que recibo, por tal razón evito cosas que me afecten. En un futuro le podría decir que me gustaría se hasta predicador para enseñar de la palabra de Dios que es tan profunda.
Mario ya lleva 39 de las 42 clases en su carrera de medicina, lo que significa que pronto será un médico general; no obstante, tiene en mente cursar la especialidad con el apoyo económico de sus padres en Estados Unidos o España, para luego ingresar al campo laboral.
Dentro de las especialidades que le llaman la atención están: pediatra porque adora los niños, gastroenterólogo por su interés de la fisiología y el funcionamiento del sistema gastro-intestinal el cual califica de «increíble»; la razón más grande aseguró que son sus abuelos, pues ambos fallecieron de cáncer gástrico.
Asimismo, aseguró que por la que más se inclina es por ginecología-obstetricia, pues gustaría atender embarazos, dar la bienvenida a un nuevo ser y regular el sistema reproductor femenino.
Pese a las dificultades, dijo nunca sentirse arrepentido de haber estudiado medicina, pues lo que resta es esforzarse para llegar a la meta.
¿Qué es lo que más extraña de Honduras?
Mi familia, la cual visito cada cuatro meses, la comida (baleadas, enchiladas y derivados del elote) y los lugares hondureños.
¿Al sacar su especialidad le gustaría trabajar en Honduras?
Claro, sobretodo en un lugar como Santa Rosa de Copán, pero si la vida me permite quedarme en Costa Rica, también sería bueno.
¿Les falta algo a los médicos hondureños?
Para nada, no es que en Costa Rica sean mejores, pero esto es por vocación y de lo contrario es mejor ubicarse y buscar otra cosa.
Lo que sucede también es que son pocos los galenos que en verdad se preocupan por el paciente, no le tienen paciencia y en esta profesión hay que actuar con sabiduría y disciplina, pues se está perdiendo el enfoque de medicina y se está yendo más para la parte ¡doy la receta, pido que la compre y no lo quiero ver más!
¿El médico es un dios?
Para nada, aún los especialistas desconocen cosas y se impactan de lo nuevo, uno no sabe el momento en que tendrá que salvarle la vida a una personas y que tus decisiones serán fundamentales en algunos casos.
Si estuviera en sus manos ¿qué cambiaría de la medicina?
La haría más clínica, más visual y con un enfoque más serio, se que la tecnología es importante, pero la preparación es aún más; hay que explorar al paciente, mirarlo, olerlo y otras pautas que nos indiquen las patologías en lugar de mandarlo a hacerse un examen o en vez de mandarlo de forma rápida a una radiación.
¿Cómo se sentiría en su primera misión humanitaria?
Como un superhéroe salvando vidas, calmando el dolor y la preocupación de las personas, con amabilidad y humildad.
¿Ha «estado en la nube» por el simple hecho de estudiar fuera de Honduras?
No, se que es una experiencia que muy pocos tienen, pero pido a Dios mantener la humildad, incluso en mi pueblo los ancianos hasta se sorprenden porque les saludo o converso con ellos.
¿Qué cree que sentiría si se le muriese un paciente?
Me sentiría mal, triste y me dolería mucho, aunque siempre nos dicen que esa lamentable experiencia llega tarde o temprano a la vida de un médico.
¿Es justificable la frialdad de un doctor? ¿Son muchos los que olvidan su juramento hipocrático?
He mirado médicos que hablan con sus pacientes de forma calmada, así como otros que dicen las cosas de manera directa y al final los terminan dañando, pero el médico debe de tratar a su paciente con la mayor amabilidad posible, por ello el vínculo humano que alcancen a desarrollar es importante.
Repruebo la actitud de algunos oncólogos por ejemplo, un experto de la medicina está para darle aliento al paciente para que se esfuerce en seguir adelante, su forma de trabajar afecta mucho en la parte física y psicológica, por lo que siempre debe intentar dar aliento de vida.
¿Qué tipo de médico desea ser Mario Miranda?
Quiero marcar la diferencia, que los pacientes me quieran por como los trato, que sepan que estaré para aliviar su dolor, créame que si alguno de ellos necesita ayuda y por una u otra razón quisiera abandonar su tratamiento por falta de dinero, lo apoyaría con el mayor de los gustos.
¿Cómo cree se verá en unos 15 años?
Me veo como un especialista, con mis sueños ya realizados; es decir, una familia y conociendo el mundo porque me gusta mucho viajar.
¿Le gustaría ser presidente de Honduras?
Por supuesto, porque mirando esta situación quisiera hacer un cambio de corazón, es como cuando estamos de niños y soñamos ser «Batman» o Superman» salvando el mundo, por ello me gustaría ser el presidente y que mis decisiones influyan en el bienestar del país.
¿Qué intentaría cambiar si fuese el mandatario de la nación?
Fortalecer el sistema de Salud, fomentar más el turismo, dar más empleo, apoyar a los ciudadanos de la tercera edad, mejorar carreteras para impedir accidentes viales, manejar de mejor forma la Educación y reducir lo mayor que se pueda la inseguridad, se que en cuatro años no se logra cambiar esto, pero con compromiso, trabajo y amor al país se alcanzaría.
¿Cómo se percibe Honduras desde afuera?
Como un país violento, he escuchado a muchos decir que no lo visitarían por temor a ser asaltados o a morir, a su vez escucho a algunos comentar la belleza de Islas de la Bahía y Copán Ruinas.
¿Es Honduras la capital mundial del asesinato?
No, hay lugares más peligrosos, pero los políticos no contribuyen a tener una mejor patria.
Mario está dispuesto a atender siempre las llamadas de emergencia, también cuando las hagan los pobres, a los que casi no les cobrará nada.
Es un hombre muy humano y feliz, porque en cada enfermo ve mucho más que un cliente: cualquier persona, el más desgraciado o hundido en los vicios, ¡qué importa quién! necesita no únicamente de sus cuidados médicos, sino también de sus consuelos.
MENSAJES:
«Hasta Honduras agradezco a mis padres por tener la visión de enviarme, ha sido una experiencia increíble y el día que gradúe, las lagrimas nos eran suficientes y las palabras no describirán lo que siento, es una carrera cansada».
«A mi municipio quiero decirles que debemos seguir adelante ante todo los obstáculos, nunca desmayar, cuidemos nuestra salud porque más adelante lo que hicimos nos pasará la cuenta, mi gente, cuídense mucho».
«A mis futuros pacientes quier decirles que ya me lo he imaginado, mi sueño es atenderlos de manera cómoda, que se sientan capaces de expresar sus dolencias, que tengan confianza, que con la ayuda de Dios les daré solución a sus problemas.