REDACCIÓN. Cuando los inmigrantes indocumentados se entregan a la Patrulla Fronteriza (CBP) tras cruzar la frontera para solicitar asilo, acaban encerrados unas horas y días mientras se tramita su petición, pero sí es aceptada (y nueve de cada 10 lo logran) las autoridades se enfrentan a un problema cada vez más urgente.
¿Qué hacer con ese inmigrante hasta el momento en el que pueda presentar su caso ante una corte para que se decida si finalmente si puede quedarse?
Hay varias opciones.
Pueden quedar encerrados en centros de detención, pero la Agencia de Inmigración y Aduanas, (ICE, en inglés) sólo tiene entre 40.000 y 50.000 plazas disponibles.
La llegada de inmigrantes se ha disparado desde enero, y en marzo alcanzó las 93,000 personas. De ellas, 53,000 eran familias con hijos y 9,000 eran menores de edad, que deben esperar en centros especiales cuyas plazas son más limitadas.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) está liberando a los inmigrantes en vez de encerrarlos. El Gobierno de Donald Trump llegó a un acuerdo con México para devolver a algunos al país vecino a esperar allí la resolución de sus casos. Sin embargo, la justicia estadounidense paralizó ese sistema temporalmente, hasta resolver sobre su legalidad.
Así, la mayoría de inmigrantes los liberan para aguardar en Estados Unidos su visita ante el juez. Una espera que puede alargarse años por el atasco actual de más de un millón de casos en las cortes de inmigración.
ICE tiene un programa para seguir el rastro a esas personas y, en caso de que no se presenten ante el juez, poder arrestarlas y deportarlas.
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Tres métodos
Cuenta con tres métodos de seguimiento:
Un grillete electrónico que se coloca en el tobillo y tiene un localizador GPS.
Una aplicación de celular llamada SmartLINK.
Los grilletes se utilizan habitualmente con adultos que acaban de llegar al país o que cuentan con un riesgo alto de ser deportados, según informa la emisora KOAT. El coste de esta tecnología supera los cuatro dólares por persona y día.
El pasado 1 de marzo había 98,000 inmigrantes bajo seguimiento: 45,679 con grilletes, 44,678 que debían reportar telefónicamente; y 7,628 monitorizados con la aplicación de celular, según informó ICE.
ICE sólo tiene presupuesto para vigilar así a 100,000 inmigrantes. El resto los dejan en libertad, con la esperanza de que se presenten voluntariamente a su cita con la corte.
El pasado año fiscal cerró en septiembre de 2018 con 565,892 «fugitivos», es decir, con una orden de deportación (porque denegaron su caso o no se han presentado ante el juez) que no han obedecido.