REDACCIÓN. Miriam Miranda, defensora del grupo indígena, denunció el acoso policial que vivió cuando fue detenida en un retén en La Ceiba, zona norte del país.
Miriam cuenta cómo fue que pasó el hecho y mostró su indignación ante el trato que reciben los ciudadanos hondureños por parte de autoridades policiales.
NARRACIÓN DE LOS HECHOS
Miriam Miranda se transportaba en un vehículo acompañada de varios amigos, donde todos se dirigían al centro de La Ceiba.
De pronto, un retén policial los hizo detenerse y estacionarse en la orilla de la calle para revisar los documentos.
Sin embargo, la actitud del policía fue irrespetuosa desde que llegó a la ventanilla del vehículo.
Pues, de mala forma exigió que mostraran los documentos de identidad y empezó a interrogarlos.
Les preguntaba quiénes eran, de dónde venían y hacia dónde se dirigían, pero esa actitud la reflejó en mayor escala hacia Miriam.
El agente policial interrogó directamente a Miriam y le solicitó sus documentos personales, de forma irrespetuosa.
Asimismo, cuando el agente a cargo del retén se acercó al asiento donde estaba sentada Miriam Miranda y les pidió que se bajaran.
Todos se alarmaron y preguntaron si había algo malo con el vehículo o si habían quebrantado alguna regla.
CRIMINALIZACIÓN
Pero la autoridad policial siguió con su comportamiento y empezó a gritarles que se bajaran, así que lo hicieron.
Incluso, Miriam señala que su actitud fue agresiva y bastante racista hacia ella y el grupo con quien viajaba.
En ese sentido, al ver este hecho, los vecinos salieron de sus casas a presenciar una escena muy pocas veces vista en los retenes.
El policía les seguía preguntando a gritos que hacia dónde se dirigían pero Miriam Miranda se negó a responder y dijo:
«Yo soy residente de La Ceiba, soy ciudadana hondureña y conozco mis derechos. No tengo por qué responderle eso».
Cuando estaban en la calle, fuera de su vehículo las autoridades policiales estuvieron a punto de agarrar a golpes a uno de sus compañeros.
El hombre incluso recibió amenazas de los policías y fue gracias a su grupo de acompañantes que impidieron la golpiza.
«Mira, a vos te vas a ‘toletiar’, mejor callate», dijo una de las autoridades policiales del retén.
Ante esas amenazas, Miriam Miranda sacó su teléfono celular y llamó a un representante de los Derechos Humanos.
En es llamada, ella le comentó al representante que los querían llevar detenidos por no querer proporcionar datos del lugar donde iban.
«Me parece asombroso cómo ellos exigen respeto pero le faltan el respeto a los ciudadanos», expresó Miriam.
También que comentó que fue gracias a su denuncia que empezaron a llamarles a los agentes policiales.
Fue de esa manera como los dejaron ir, no sin antes devolverle a Miriam su tarjeta de identidad de forma despectiva.
DECLARACIONES DE MIRIAM MIRANDA
Miriam se manifestó ante este hecho y dice estar seguro de que muchos ciudadanos pasan por ese proceso a diario.
«Yo he denunciado este pero también temo que estas personas tomen represalias o quieran vengarse», agregó.
«El problema son estos policías que envían a la calle que pueden accionar ante la denuncia pública de un ciudadano», dijo.
«Cómo vamos a confiar en una policía que es la que te violenta tus derechos, te maltrata, te quita tu libre circulación y sobre todo, se atreve a amezanarte», concluyó.
Finalmente, dijo que esto aumentaba la criminalización y persecución de miembros del grupo indígena. También agregó que será un año muy difícil para la organización.
«No podemos quedarnos callados. Tenemos que seguir denunciando la corrupción y criminalización de los defensores de los Derechos Humanos en Honduras».
Miriam Miranda es dirigente de la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH) y defensora de los Derechos Humanos.
Nació en Santa Fe, Colón, en una aldea cercan a Trujillo y tuvo que dejar ese lugar para encontrar mejores oportunidades de estudio.
También forma parte de las feministas hondureñas y visita constantemente a mujeres con problemas económicos.
Actualmente, hay 100.000 garífunas en Honduras por lo cual, Miriam se dedica a la protección de los derechos de ese grupo.
Asimismo, ha sido víctima de amenazas, persecuciones y de la pérdida de sus compañeras, tal como Berta Cáceres.
Ganó el premio «Carlos Escaleras» por su defensa y protección de los territorios ancestrales del país.
