TEGUCIGALPA. Cementos de México (CEMEX) vendió sus operaciones en El Salvador y Costa Rica a Cementos Progreso (CEMPRO) de Guatemala, una empresa cuyo capital está ligado al tráfico de armas en tiempos de las guerras civiles, según una publicación independiente del vecino país.
De acuerdo con eleconomista.net el cuestionado grupo guatemalteco firmó un acuerdo en diciembre pasado por 335 millones de dólares para la operación.
Esta transacción implica la adquisición de una planta de cemento, un molino de cemento, siete plantas de concreto premezclado, una cantera de agregados y un centro de distribución en Costa Rica y otro en El Salvador.
CEMPRO Y SU HISTORIA
Con relación a la concentración del mercado y los beneficios que esto genera, CEMPRO tiene su propia historia. A principios de los 90, cuando la empresa mexicana Cruz Azul entró al mercado guatemalteco, la cementera hizo lo propio para frenar la competencia.
Así lo cita el informe del Instituto Tecnológico de Monterrey: Condiciones de Competencia en el Contexto Internacional”, relacionado con el cemento.
CEMPRO solicitó al gobierno la adopción de medidas para impedir la venta del producto por considerar que se comercializaba por debajo del precio normal o de su costo de producción, según el informe.
El documento refiere que, atendiendo la petición de CEMPRO, en 1997, el gobierno guatemalteco puso un arancel del 89 por ciento a las importaciones de cemento mexicano.
La medida duró hasta el año 2002. La batalla de México en contra de la medida fue dura hasta conseguir la eliminación.
CEMPRO Y SU PASADO OSCURO
Pero detrás de Cementos Progreso, se esconde un oscuro pasado, una trama política, competencia desleal y manipulación mediática que ha puesto en jaque mate la institucionalidad nacional, dice Nómada, una publicación independiente que escudriñó el pasado de la empresa.
Citando a Julio Castellanos Cambranes en su libro Café y Campesinos en Guatemala, Nómada hace un repaso de la historia de CEMPRO. La publicación dice que sus fundadores, los Novella-Klée, provienen de una familia Klée que “se enriqueció de la noche a la mañana”.
En palabras de Castellanos, Nómada afirma que el patrimonio de los Klée está ligado al tráfico de armas de Belice. También señala que ese armamento fue vendido a las fracciones en pugna durante las guerras civiles”.
La misma publicación cuenta que “los Klée se acostumbraron a relacionarse con los gobiernos dictatoriales de turno para acumular poder”. Y añade que luego se emparentaron con los Novella, que ahora son los dueños de CEMPRO.
Pero esta historia tiene conexiones con Honduras, pues los dueños de CEMPRO son los socios de los Goldstein.
La familia Goldstein, dueña de Molino Harinero Sula, ha puesto su sello a los trancazos que ha registrado en los últimos meses el precio de la harina.
Y por el camino que va, el mercado del cemento en la región camina a consolidar las prácticas monopólicas o de concentración de mercado. Con CEMPRO operando en varios países, un cambio de historia no se ve posible.
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