ESPAÑA. El caso Sara Gómez, una mujer que perdió la vida a los 39 años después de una liposucción, ha generado mucha controversia, ya que los riesgos sobre la cirugía estética se ponen sobre la mesa.
Los familiares de la víctima aseguran que compañeros del médico que la operó le dijeron que parara en plena intervención y no hizo caso. La mujer acabó “llena de perforaciones” en diversos órganos vitales y perdió la vida.
Tras la cirugía que le llevaron a cabo, Sara tuvo que ser ingresada en la unidad de cuidados intensivos y ella misma sufría por su vida. «Hermana, me voy a morir, de esta no salgo», le dijo a su hermana Nora. Un hecho que les preocupó porque describen a la víctima como una persona muy vital.
Mala intervención
Todo estaba previsto para hacerse en la Clínica Galena de Murcia, pero el 2 diciembre la ingresaron en el Centro Virgen de la Caridad de Cartagena para llevar a cabo la operación.
La cirugía tenía que durar tres horas, pero el médico apareció a las 11 horas del ingreso de la paciente para decir que la trasladaban a la UCI.
Si el tiempo ya era un mal indicador, las noticias hicieron temer lo peor. El informe médico habla por sí sólo: “Sara fue intervenida de urgencia, encontrándose múltiples perforaciones y traumas en vísceras: necrosis de la pared abdominal, peritonitis, absceso con contenido intestinal, disección de todo el retroperitoneo, congestión gastrointestinal con múltiples perforaciones, múltiples perforaciones intestinales, perforación en segunda porción duodenal con gran salida de contenido biliar, necrosis isquémica de colon”.
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Hipótesis
Los profesionales indican que este tipo de operaciones contraen riesgos que deben de ser notificados al paciente. Asimismo, recomiendan que sean practicadas por un cirujano plástico y Javier A. M. no lo es.
La cánula que absorbe la grasa y que inserta con incisiones de medio centímetro “tiene que trabajar entre la piel y el músculo, donde se encuentra la grasa”. “En el caso de Cartagena, seguramente se introdujo en la cavidad abdominal, en esos casos en lugar de grasa por la cánula sale sangre y otros fluidos», apuntan.
Denuncia
Tanto la paciente como sus familiares estuvieron un mes preocupados por la situación. El día de Año Nuevo, 30 días después de la operación, la mujer fallecía víctima de «las múltiples perforaciones y lesiones en el riñón, el hígado, el duodeno, el colon y el intestino que sufrió tras la lipoescultura», señala la autopsia.
La misma Sara, durante este tiempo que permaneció ingresada intuía que algo no iba bien. «Hermana, me han perforado todos los órganos y de esta no salgo, me voy a morir», le repetía a Nora. La familia ya ha presentado la denuncia contra el cirujano y el anestesista.
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