TEGUCIGALPA, HONDURAS. La muerte de la estudiante de enfermería, Keyla Martínez retrajo la nostalgia del adiós de Riccy Mabel y Sherill Yubissa Hernández.
Después de 29 años del asesinato de la joven Riccy Mabel Martínez Sevilla y de casi 3 del supuesto suicidio de la exjefa de la ATIC, parece que la historia se repite en 2021.
Ahora es la muerte de la estudiante de enfermería, Keyla Martínez, quien perdió la vida el pasado domingo bajo custodia policial en La Esperanza, Intibucá.
La similitud de los casos se basa en que los tres se involucran a miembros de las fuerzas de seguridad del Estado y que, hasta la fecha, ninguno ha sido resuelto de forma efectiva por parte de los cuerpos de investigación del país, indican defensores.
Otra similitud que se puede señalar en estos tres lamentables hechos, es que pareciera que se estuviera encubriendo a los presuntos criminales, si es que los hay.
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Caso Keyla Martínez
Keyla Martínez tenía 26 años de edad y estudiaba la carrera de enfermería. Ella perdió la vida la madrugada del domingo, luego de que la arrestaran por encontrarse fuera de su casa de habitación y por incumplir el toque de queda, de acuerdo al informe policial.
La enfermera se encontraba detenida y según la versión de la Policía Nacional, falleció por suicidio. Sin embargo, la versión del hospital donde la trasladaron asegura que la joven llegó sin signos vitales.
A esta estudiante la detuvieron a solo tres cuadras de su casa de habitación, junto a un médico de profesión. A ella la ingresaron a la posta policial el sábado 6 de febrero, a eso de las 11 de la noche, según la Policía Nacional.
Días después, el dictamen de Medicina Forense estableció que Keyla Martínez murió por asfixia mecánica. Por lo anterior, se presume que a la joven la mataron y no se suicidó como en un inicio dijeron las autoridades policiales.
Hasta el momento, nueve policías de La Esperanza, Intibucá son investigados por la muerte de la joven universitaria.
Caso Sherril Yubissa, exjefe de la ATIC
La muerte de la exjefa de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (Atic), Sherill Yubissa Hernández Mancía, es la que se parece más al caso de Keyla Martínez.
En esta muerte también se presentaron una serie de incongruencias cuando las autoridades realizaron las investigaciones correspondientes. Ahí lo que más destacó es que se modificó la escena del crimen y prácticamente se acusó a la policía de mover las cosas que estaban en el lugar para hacerlo parecer como un suicidio.
Sherill Yubissa murió en julio de 2018, en un apartamento que rentaba en el barrio El Calvario, en Santa Rosa de Copán. Las investigaciones en torno al caso dejaron más dudas que certezas.
Tras que se reportara la muerte de la exjefa de la ATIC las autoridades informaron que se trataba de un suicidio. Sin embargo, días después, una certificación que emitió Medicina Forense confirmó que a Sherill Yubissa la mataron.
Según autoridades, esto se debió a que la modificación de la escena del crimen quedó al descubierto. A eso se sumó la no intervención de la Policía Nacional, de la Dirección Policial de Investigación (DPI), así como del médico forense de la zona, a quienes los mismos agentes de la ATIC les negaron el acceso.
Asimismo, la versión inicial que la ATIC dio en el lugar de los hechos apuntó a un suicidio, sin haberse agotado las diligencias investigativas y pruebas científicas, donde fueron sus compañeros los que confirmaron esa versión, pero la única pista para descubrir la verdad de lo que ocurrió esa noche la reveló el cadáver de la agente, indicaron los reportes.
Sin embargo, posteriormente, en 2019, el Ministerio Público (MP) concluyó que la muerte de la detective ATIC) sí había sido un suicidio.
Caso de Riccy Mabel
El asesinato de Riccy Mabel es uno de los femicidios más dolidos en el territorio hondureño, y aún hay preguntas sin respuesta en torno a este caso.
A Riccy Mabel la asesinaron cuando tenía 17 años en 1,991. La bella joven desapareció y no se supo nada de ella hasta dos días después.
El 15 de julio de ese mismo año encontraron el cuerpo sin vida de Riccy Mabel, en la famosa quebrada “El Sapo” de la colonia Cerro Grande, de la capital.
El cadáver de la joven lo encontraron desnudo, mutilado y en estado de descomposición. Además, según el examen forense que desarrolló el FBI, Riccy presentaba hematomas en su cara, su dentadura quebrada, sin lengua y sin su seno derecho.
De igual forma reveló que a la estudiante la violaron de varias formas cuatro hombres. Lo anterior, se determinó porque en su ropa interior, se encontró semen de cuatro sujetos.
La escena resultó dantesca, y el luto, así como la consternación, prevalecen en varias personas de Honduras hasta el día de hoy.
En el caso de Riccy Mabel se condenaron a dos altos miembros del ejercito hondureño. Sin embargo, pese a esas sentencias nunca se supo a ciencia cierta quienes fueron los autores materiales que cometieron el salvaje crimen contra la joven estudiante.
Los detenidos en este caso fueron el coronel Ángel Castillo Maradiaga, el comandante de batallón en el tiempo del feminicidio, y el sargento Santos Olivares Fúnez, capturados en la Penitenciaria Central de Tegucigalpa el 23 de agosto del mismo año.
Castillo Maradiaga fue sentenciado a 16 años, mientras Olivares Fúnez a 11 años. Maradiaga fue puesto en libertad diez años después de su sentencia.
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