TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Agentes de la Policía Nacional detuvieron a una mujer luego de que intentara apuñalar a su propia hija en el barrio Morazán de Tegucigalpa, zona central del país.
Según los testigos del hecho, la mujer atacó a la menor de diez meses repentinamente. Cuando ellos se percataron que ella había «enloquecido» decidieron amarrarla y llamar a las autoridades.
El ataque ocurrió dentro de una cuartería ubicada en el sector conocido como «El Barco» en la capital. La mujer detenida se identificó solamente como Carolina, residente del mismo lugar en donde se registró el hecho.
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Lo ha hecho varias veces
De acuerdo con el relato de algunos vecinos de la zona, esta no es la primera vez que la mujer atenta contra su hija. Aseguran que su conducta violenta es continua.
Mientras tanto, otros aseguran que se debe a que la mujer usa estupefacientes. No obstante ella brindó algunas declaraciones y aseguró que la situación no había sucedido como los vecinos decían.
Según la detenida, a ella la amarraron porque ella estaba peleando en una calle en la esquina de un semáforo en donde limpia vidrios de carros. Asimismo asegura que ella se dedica a pedir en las calles.
La mujer explicó a HCH que lo que los vecinos del barrio Morazán decían era «mentira» pues manifestó que ella no porta cuchillo. Además, manifestó que quien maneja armas blancas es otra de las mujeres que pide en la calle.
«Me amarraron y me querían golpear y todo«, dijo la mujer mientras los vecinos gritaban que ella se quería escapar.
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Mendicidad en Honduras
De acuerdo con el coordinador de Casa Alianza, Jaime Flores, la mendicidad en las calles aumentó de 6 mil personas a 20 mil por causa de la pandemia de COVID-19.
De la misma forma, aseguró que este fenómeno de la mendicidad años atrás solo se observaba en las ciudades desarrolladas. Sin embargo, la pobreza se ha vuelto tan evidente que hasta hay demasiados menores pidiendo en el interior del país.
Según cifras de Casa Alianza, anteriormente había unos 8 mil niños viviendo en mendicidad, pero ahora se estima que unos 20 mil menores deambulan por las calles de Honduras.
Además, la pérdida de empleos crea, como consecuencia, familias pidiendo en las calles como método de sobrevivencia.
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