YORO, HONDURAS. Una mujer murió de manera violenta tras recibir un disparo, ayer, en horas de la noche, en la comunidad de Agua Blanca, en la ciudad de El Progreso, Yoro.
La víctima fue identificada como Carmelinda Morales Moreno, de aproximadamente 40 años.
De acuerdo con los informes preliminares, la mujer fue encontrada en un sector, tendida en el suelo, sobre un charco de sangre, por lo que pobladores llamaron a la Policía.
Al llegar las autoridades constataron que la fémina aún tenía signos vitales, por lo que la trasladaron al Hospital de El Progreso.
Sin embargo, horas después confirmaron su fallecimiento y fue trasladada hasta la morgue, para que familiares reclamen su cuerpo y le den cristiana sepultura.
Hasta el momento se desconocen más detalles del hecho violento. Se presume que sujetos la habrían interceptado y le dispararon dejándola gravemente herida.
La Policía Nacional montó diversos operativos para dar con el paradero de los responsables y determinar el móvil del crimen.
Medios locales indicaron que la mujer padecía de problemas mentales y de eso se valieron los malhechores para quitarle la vida, sin embargo, esa información no ha sido confirmada. Registros oficiales externan que la muerte violenta de una mujer se da cada 27 horas.
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Otra muerte de una mujer
Por unos pollos, un hombre habría matado a una mujer con un arma de fuego en la comunidad Terrero Blanco, Patuca, en el departamento de Olancho, al oriente de Honduras.
La víctima fue identificada como Bertha Yolanda Flores, de 40 años. El supuesto hechor del crimen respondería al nombre de Elvin Zelaya Cerrato, quien fue detenido luego de cometer ese delito.
De acuerdo con los informes preliminares, la hondureña le reclamó al hombre, quien era su vecino, por robarle unos pollos. El sujeto sacó un arma, le apuntó y le disparó hasta matarla.
Según el relato del esposo y del hijo de la ahora occisa, Elvin Cerrato se enfureció porque ella le exigió que le devolviera sus animales. El hechor se encontraba en estado de ebriedad, dicen los testigos.
El cuerpo de Flores quedó tirado en el solar aledaño a las viviendas donde residían ella y el homicida. Su esposo y su hijo pidieron justicia a través de medios locales.
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