10 de julio de 2016.-
Fuente: INFOBE
EEUU-Marco Rubio no se fue por las ramas. En una audiencia realizada la semana pasada en el Congreso estadounidense el senador republicano por la Florida soltó la bomba: acusó a José Luis Merino, uno de los hombres más poderosos del gobernante partido FMLN de El Salvador, de ser uno de los jugadores más relevantes en el tráfico de armas y el lavado regional de dinero vinculado al crimen organizado.
A partir de las acusaciones hechas por Rubio, el fiscal general de El Salvador, Douglas Meléndez, dijo a periodistas que reabrirá investigaciones a Merino por «asuntos relacionados a drogas y armas».
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Merino es un ex comandante del guerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), convertido en partido político tras los Acuerdos de Paz que pusieron fin a la guerra civil salvadoreña en 1992 y en el gobierno desde 2009. En la política de El Salvador, Merino es también conocido con su alias de guerra: comandante Ramiro Vásquez.
Tras las declaraciones de Rubio, el FMLN emitió un comunicado de prensaen el que calificó de calumnias las declaraciones del senador y las atribuyó a sus «conexiones» con movimientos anticastristas en Miami.
Además, Merino ha sido, desde principios de la década pasada, el principal nexo del FMLN con el chavismo a través de empresas público-privadas alimentadas con dinero procedente de la industria petrolera venezolana. «Ramiro» fue, por ejemplo, uno de los arquitectos de la formación de Alba-Petróleos, empresa financiada en gran parte con dinero procedente de Venezuela y dedicada a la agricultura, la distribución de hidrocarburos y los bienes raíces en El Salvador.
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En muchos de esos correos había detalles de rutas de tráfico de drogas y armas utilizados por las FARC en territorio venezolano, pero también evidencia de que Merino habría participado en al menos dos operaciones para mover armas de las FARC por Centroamérica.
Un año después del decomiso de aquellos correos, un golpe de Estado en Honduras, vecino de El Salvador, arrojó más información sobre esas rutas de tráfico a las que el 29 de junio pasado se refirió el senador Rubio en Washington.
La Venezuela chavista y la ruta centroamericana
La madrugada del 28 de junio de 2009, un grupo de militares uniformados sacó de su casa a Manuel Zelaya, entonces presidente constitucional de Honduras. Lo subieron en un avión y lo mandaron a Costa Rica. El golpe fue el episodio más importante de una crisis política que enfrentó a Zelaya, cercano al chavismo, con una oposición de ultraderecha que quería impedir a toda costa que el presidente reformara la Constitución para abrirse paso a la reelección, prohibida en Honduras.
Lo que siguió al golpe fue una crisis institucional que dejó al descubierto cómo Honduras se había convertido, desde 2008, en uno de los principales puentes de droga procedente de los territorios productores en Colombia y embarcados vía aérea en Venezuela en su ruta hacia el Norte.
A partir de 2013, debido entre otras cosas a la reapertura de rutas en el Caribe y al derribo de narco-aviones en las selvas hondureñas, según analistas consultados en Washington, la ruta centroamericana dejó de ser tan traficada. Pero siguió abierta.
«En Venezuela, de acuerdo a varios reportes y fuentes, todo el mundo lo sabe, (funcionarios del régimen) son traficantes de cocaína, lavadores de dinero… Por ejemplo, Diosdado Cabello, uno de los líderes del partido de Maduro… y docenas de funcionarios de seguridad y de líderes políticos están siendo investigados por esto», dijo Rubio.
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Los objetivos de esas sanciones serían «personas que apoyan a traficantes, organizaciones y redes presentes en Centroamérica y el Caribe».
INFOBE: http://www.infobae.com/america/eeuu/2016/07/10/narcocorrupcion-estados-unidos-analiza-limitar-la-asistencia-a-centroamerica/