COLÓN, HONDURAS. Desde hace más de 10 vive en Tocoa y todos conocen a don Óscar como un «payasito» alegre que se dedica a vender globos en varios puntos de la ciudad, pero recientemente, fue víctima de una injustificada detención por parte de la Fuerza de Tarea Xatruch y fue exhibido ante los medios de comunicación como un delincuente, cuando en realidad, no lo es.
Óscar Alberto Corea tiene 40 años de edad y es originario de San Salvador, El Salvador, y aunque no niega su pasado oscuro, del cual se arrepiente, ahora es una persona nueva, que se dedica a ganarse la vida de manera honrada.
Lo detuvieron el domingo por la mañana, pero le concedieron su libertad al día siguiente, pues las autoridades no tenían cómo justificar su retención. De hecho, en la ficha que le colaron para tomarle fotografías, elementos de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) sólo escribieron «Delito: por investigar«.
Medios televisivos, radiales y escritos dieron cobertura la noticia luego de la información difundida por las autoridades, mismas que también facilitaron sus fotografías a través de las redes sociales.
Así ocurrió todo
Resulta que la Fuerza de Tarea Xatruch mantenía un retén en el barrio Tamarindo, por donde tranquilamente don Óscar transitaba a pie. En ese momento, elementos uniformados lo requirieron y al pedirle que se levantara la camisa para registrarlo, se percataron de sus tatuajes alusivos a la pandilla 18. Lo consideraron un miembro activo de dicha estructura criminal.
Pero, en la ciudad de Tocoa, la detención creó bastante revuelo, pues pobladores manifestaron que Corea tiene tales tatuajes porque hace muchos años atrás perteneció a la pandilla en mención, pero actualmente es un ciudadano trabajador y hasta apreciado por muchos.
Ni siquiera el propio don Óscar niega su pasado oscuro, pero, manifestó que ya no quiere seguir teniendo problemas con la Policía por sus tatuajes. Inclusive, mencionó que está dispuesto soportar la agonía de borrárselos.
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Sus palabras
«Cuando me detuvieron no me hicieron nada, pero ya tenían días de verme pasar pintado de payaso, que ando vendiendo globos y no sé por qué se pusieron así conmigo», dijo don Óscar luego de recobrar su libertad.
Su niñez fue sin mamá y sin papá, por lo que, buscó atención de otras personas, y poco a poco fue influenciado por personas que no le hacían bien. «Fui golpeado en la vida, por eso yo me les acerqué», confesó él.
«Pero, realmente, de lo que yo hice en mi época de 14, 15 y 16 años me arrepiento. Ahora me dedico a ‘payasiar‘, a veces me voy donde los vendedores de frutas y les boto la basura para poder comer», aseveró.
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