TEGUCIGALPA, HONDURAS. El COVID-19 desnudó la realidad del sistema sanitario público en Honduras, ha cobrado la vida de muchos de sus actores y deja inmensurables efectos en el sector.
Es más, las garras del nuevo coronavirus están marcadas incluso en otras enfermedades. Tal es el caso del cáncer, un padecimiento mortal que se escabulló hacia el daño silencioso mientras las voces del mundo solo fijan las luces en la pandemia.
El doctor Enrique Flores Conde, especialista en oncología, conversó con Diario TIEMPO Digital y explicó cuál es la realidad que vive el territorio cinco estrellas ante una patología para la cual no hay vacuna.
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Más casos graves debido a pavor
Inicialmente, él dijo que en el período atípico se han detectado menos casos de cáncer en Honduras; sin embargo, apuntó que los doctores han encontrado más incidencias tardías, es decir, la enfermedad en un estado avanzado.
Flores Conde apuntó que eso se debe a que los pacientes que tenían síntomas no se acercaron a los hospitales. Explicó que las personas tenían miedo de visitar hospitales como el San Felipe o el Seguro Social por miedo a un posible contagio de COVID-19.
«Les dio miedo hacerse un examen de cérvix o hacerse una mamografía; también les dio temor acercarse a un radiólogo a hacerse un ultrasonido y mucho más acercarse a un doctor para decir que tenían una pelotita en la mama (mujeres) o problemas para orinar (varones)», describió.
Doble enfermedad
Otra situación que se está presentando en Honduras es el binomio cáncer-COVID-19. Hay pacientes que buscan atención médica por coronavirus pero descubren que también tienen una anomalía tumorosa.
«Cuando el médico examina un poco más y detecta un sangrado, por ejemplo vaginal u otra situación adversa, o el paciente mismo lo menciona, identifican que no es un síntoma de COVID-19», relató Flores Conde.
En el ejemplo anterior, el galeno planteó que el paciente podría haber sufrido una lesión que no detectó o simplemente le dio miedo examinársela y terminó recibiendo atención porque tenía los síntomas de coronavirus.
Más inconvenientes por la crisis
La pandemia también provocó un retraso en la detección temprana de cáncer por otros factores, afirmó Flores Conde. Entre los porqués está la falta de cupos, citas y cirugías más tardías, equipos de Rayos X ocupados por pacientes con neumonía y más asuntos relacionados a la emergencia sanitaria.
Asimismo, está la pérdida de recurso humano de manera temporal o permanente ante médicos con incapacidad (por haber contraído el virus) o muertos por las complicaciones de la infección.
Un panorama engañoso
La COVID-19 nubló la detección de cáncer, aunque las cifras de este último no decaen en su aparición. Por ejemplo, hubo una merma en el registro de los casos de cáncer de pulmón.
Sin embargo, Flores Conde informó que ese es un tipo de cáncer que se presenta con frecuencia en Honduras. Entonces, ¿qué cambió el panorama?
El experto atribuye tal escenario a que el Instituto Nacional Cardiopulmonar («Tórax») se convirtió en el centro que atiende la mayoría de pacientes graves con COVID-19, dejando atrás su papel como principal centro de acopio de cáncer de pulmón.
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COVID-19, ¿causante de cáncer?
La fuente sustentó que el COVID-19 invisibiliza y afecta de algún modo la atención oportuna de cáncer en Honduras. Sin embargo, descartó que el coronavirus sea una causante de algún tipo de tumor maligno y, más bien, puede beneficiar la recuperación de cáncer debido a su método de ataque.
«La COVID-19 no genera cáncer en los pulmones o en otras partes. Por el contrario, esta semana salió una publicación en una revista inglesa donde, en pacientes que tuvieron COVID-19 y tenían linfomas, el cáncer involucionó«, explicó.
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