Redacción. En los últimos tiempos se ha extendido la moda de seguir dietas de exclusión por iniciativa propia, sin haber recibido un diagnóstico médico de alergia o intolerancia, y sin que medie el asesoramiento de ningún profesional sanitario.
Tal es el caso del gluten y la lactosa, elementos que muchas personas no toleran alrededor del mundo. Sin embargo, dejarlos de consumir sin prescripción de un especialista puede traer consecuencias a la salud.
El informe Tendencia de exclusión alimentaria en la población española, realizado por la Academia Española de Nutrición y Dietética en colaboración con la Fundación Mapfre, acaba de revelar que esto se ha vuelto una costumbre muy extendida.
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¿Alimentación libre de lactosa y gluten?
El estudio se elaboró con una muestra de más de 3 mil personas. La investigación estima que un 25 % de españoles lleva una alimentación libre de lactosa y el 64 % la extiende a su núcleo familiar.
Algo parecido ocurre con el gluten: un 8 % de los encuestados declara realizar una dieta sin gluten y un 70 % la hace extensiva a sus familias. Sin embargo, esta exclusión no tendría justificación científica para el 72 % de los casos.
La lactosa y el gluten son los dos componentes que se excluyen con mayor frecuencia. Sin embargo, hay muchas personas que prescinden en mayor o menor medida de los hidratos de carbono, de los alimentos de origen animal y de otras materias primas o nutrientes.
Se autodiagnostican alérgicos
Giuseppe Russolillo, presidente de la Academia Española de Nutrición y Dietética, expone los hallazgos más sorprendentes del informe: “Las personas tienden a auto diagnosticarse una intolerancia o un problema con su alimentación y retiran o excluyen de su dieta alimentos o nutrientes que podrían ser importantes”.
Pero lo que en su opinión resulta más llamativo es que es que esos elementos eliminados “los sustituyen por otro tipo de alimentos, sin un control profesional. En consecuencia con el tiempo podrían contribuir a perjudicar su salud”.
En este sentido, el experto recuerda que, “ante la sospecha de enfermedad o síntoma o ante cualquier duda de que un alimento nos pueda estar sentando mal, se debe acudir al médico, que realizará tanto una valoración clínica como las pruebas complementarias necesarias para establecer el diagnóstico y, en caso de precisar un tratamiento dietético individualizado, contactar con un dietista-nutricionista o un médico especialista en endocrinología y nutrición”.
Motivos para excluir el gluten o la lactosa
El principal motivo que lleva a excluir el gluten, la lactosa u otros elementos de la dieta es la salud: quienes dejan de consumirlos consideran que no son sanos. Además, puede darse el caso de que, tras el cambio, en algunos casos se sientan mejor.
Sin embargo, si realmente no tienen una intolerancia u otra enfermedad, lo que puede estar sucediendo es que, por ejemplo, hayan sustituido esos alimentos por frutas, verduras, productos integrales u otros productos sanos.
Pero el problema sigue ahí: no ha habido un diagnóstico médico ni un asesoramiento nutricional, por lo que a la larga pueden surgir carencias nutricionales.
El autodiagnóstico y autoprescripción de una dieta de exclusión también se lleva a cabo, aunque en menor medida, por la convicción de que se padecen enfermedades infecciosas intestinales, otras intolerancias o sensibilidades alimentarias, fatiga crónica o enfermedad de Crohn, entre otras.
Carencias nutricionales y riesgos
Según se desprende del informe de la Academia Española de Nutrición y Dietética, en general, la preocupación por eliminar de la dieta los alimentos considerados como menos beneficiosos para la salud afecta mayoritariamente a las mujeres.
De la misma manera se ve afectada la población de mediana edad (jóvenes), quienes suelen estar más conscientes con el cuidado de su alimentación y estado físico.
No obstante, la preocupación no siempre es la mejor consejera. Sin un diagnóstico adecuado y un buen control, y sobre todo cuando no existe una adecuada educación nutricional, las dietas autoprescritas pueden pueden entrañar riesgos.
Dieta sin gluten o baja en gluten
Realizar un régimen libre de gluten sin el diagnóstico y el seguimiento adecuados podría conducir a una menor ingesta de fibra y vitaminas D, B12 y folatos. De la misma manera, de ciertos minerales (hierro, zinc, magnesio y calcio). Por otro lado, puede llevar a un mayor consumo de grasas saturadas y parcialmente hidrogenadas.
Dieta sin lactosa
Emprender una dieta que elimine la lactosa sin un diagnóstico de intolerancia total o parcial podría incrementar el riesgo de ingesta inadecuada de calcio. Eso tiene un impacto negativo en la salud general y, de modo particular, en la salud ósea.
Y este problema puede aumentar el riesgo de osteoporosis a medio plazo y de fracturas óseas a largo plazo.
Asimismo, Russolillo advierte que algunas de las bebidas vegetales que se suelen beber para sustituir la leche pueden contener una gran cantidad de azúcar. “Hay que mirar bien las etiquetas”, aconseja.