TEGUCIGALPA, HONDURAS. La búsqueda de agenciarse con el control para la venta de drogas en la Penitenciaria Nacional Femenil de Adaptación Social (PNFAS) habría provocado el conjunto de eventos que dejó seis reclusas muertas y dos heridas la noche del sábado.
Esa es la hipótesis más fuerte que maneja por el momento la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), según manifestó Sulay Ponce, portavoz de esa institución.
Además, la comisario reveló los detalles en forma cronológica de lo que, hasta el momento, han recabado los agentes de la fuerza de seguridad; efectúan análisis en el sitio desde ayer a las 11:00 de la noche.
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¿Un plan eficazmente desarrollado?
Las piezas de lo que ocurrió en PNFAS son varias, pero, al parecer, todas se unen un rompecabezas criminal previamente meditado.
La DPI reveló que, en primera instancia, identificó a una privada de libertad que provocó un connato de incendio, mismo que, aunque quizá a menor escala de lo planeado, se consumó.
Eso generó histeria entre las demás reclusas, que divisaron cómo las humaredas ingresaban a sus celdas. Según revelaron ellas mismas en audios que compartieron, querían abrir las puertas a como de lugar y no podían; y, a eso se sumó que los agentes penitenciarios no les ayudaban.
Luego, miembros activos de una estructura criminal entraron en acción. «Aprovechando la situación (incendio), alrededor de 15 integrantes de la Pandilla 18 forzaron los portones de su área. Luego, se dirigieron a un espacio que funciona como gimnasio», explicó Ponce.
¿Qué sucedió en el gimnasio? Se tornó en el escenario que se cubrió de sangre y el último aliento de reclusas que recién habían llegado al presidio. Estaban en ese cuarto porque ahí se les acopló para que cumplieran con la cuarentena respectiva ante la crisis de COVID-19.
«En el gimnasio se encontraban ocho privadas de libertad, estaban en confinamiento», remarcó la vocera.
Seguido, desveló los pormenores del desenlace: «Hubo una reyerta y murieron seis reclusas. Unas por arma blanca y otras por estrangulación. Otras dos quedaron heridas», describió.
Incluso, Delma Ordóñez, presidenta de la Asociación de Familiares de Privados de Libertad externó que una rea tenía en sus brazos un bebé cuando fue atacada. Ella murió, pero el infante no sufrió ningún daño físico. Otra más, que también pereció, estaba encinta.
Según la DPI las autoras materiales del hecho ya fueron ubicadas e identificadas. Por lo que, el proceso judicial que podría añadirles más años de condena empezaría pronto.
Hasta el momento, los comités interdisciplinarios de la DPI continúan las diligencias investigativas pertinentes en la PNFAS para terminar la reconstrucción del suceso.