TEGUCIGALPA, HONDURAS. En las últimas semanas, circularon en las redes sociales varias denuncias de ciudadanos que lograron salvarse de un secuestro al ser engañados por varias personas que piden ayuda y luego los quieren ingresarlos a un automóvil.
Según varios testigos, utilizan personas de la tercera edad, quienes piden asistencia, pero todo resulta ser un distractor.
En consecuencia, los relatos indican que la nueva modalidad bajo la cual están operando es por medio de «secuestros exprés».
Para confirmar dicho fenómeno, Diario Tiempo se contactó con la Policía Nacional para conocer los indicios que tienen con respecto a las denuncias.
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«Rumor en las redes sociales»
Joaquín Díaz, miembro de la Policía Nacional, precisó a TIEMPO que esas denuncias las han manejado como rumores. «Eso solo es como un chisme, que la gente dice, porque nosotros no hemos recibido ninguna denuncia», dijo Díaz.
Asimismo, indicó que ese no ha sido un tema de mucha relevancia y por eso no han emprendido ninguna investigación.
«Los ciudadanos deben denunciar para que nosotros podamos actuar, de lo contrario, no se pueden mover las piezas», resaltó.
Antes de finalizar la comunicación, informó que este tipo de problemáticas le corresponde al departamento de delitos cibernéticos de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI).
En ese sentido, TIEMPO trató de contactar al jefe de la unidad de INTERPOL, comisario Juan Guzmán, pero no atendió la entrevista, a pesar que se comprometió a atender al periodista de este medio.
Secuestro frustrado
En esta semana, surgió en la plataforma de Facebook otra denuncia de secuestro exprés que tuvo lugar en Los Castaños, bulevar Morazán en la capital.
La hondureña Diana Valladares hizo una publicación en su perfil, donde relató con lujo de detalles todo lo que sucedió.
Según contó, una señora mayor de edad se le acercó a pedirle ayuda ya que andaba en busca de una casa de cambio.
No obstante, desde ese momento supo que era algo sospechoso porque en la zona no hay ningún lugar para cambiar billetes.
Posteriormente, le mostró un par de billetes y le dijo que la acompañara, pero Valladares no accedió.
Otra señora apareció y la presionó para que ayudara a la anciana, ante su negatividad empezaron a empujarla para meterla a la fuerza en un taxi.
Sin embargo, no lograron su cometido porque ella se abalanzó sobre ellas ya que eran de baja estatura y con poca fuerza.
Por último, la joven hondureña alertó a toda la población sobre esos incidentes para que nadie pueda caer en esa trampa.
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