Bajo la pandemia de la covid-19 se esconde otra epidemia que está azotando duramente a Estados Unidos: las muertes por sobredosis ligadas al fentanilo y otros opioides.
Según el Centro de Control de Enfermedades (CDC, en inglés), el año pasado las muertes por sobredosis se incrementaron un 15 % respecto a 2020, lo que llevó al país a la cifra más alta de su historia: 107.622 fallecidos por esta causa.
En 2021 el incremento ya había sido del 30 % en algunos territorios, como la capital del país, Washington DC.
Un opioide sintético
El fentanilo, un opioide sintético desarrollado para tratar los síntomas del dolor crónico, fue por lejos el mayor culpable, responsable de 71.238 muertes. Le siguieron las metanfetaminas cristalinas (metanfetamina), la cocaína y los opioides naturales (como la heroína y la morfina).
«El fentanilo se encuentra en más del 90 % de las muertes por sobredosis», explica Francisco Díaz, jefe médico del Distrito de Columbia, uno de los epicentros actuales de la epidemia de sobredosis por fentanilo.
La epidemia, explica Díaz, comenzó en Detroit en 2016. Él se encontraba allí en esos momentos y la vivió en primera persona. «Ese año comenzó el brote, fue en el condado de Wayne, en el estado de Michigan, donde se halla Detroit. Este condado tiene dos millones de habitantes. Hasta ese momento», añade Díaz.
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«Había menos de 200 muertes al año por sobredosis. En 2016 cerramos el año con algo menos de 400 y desde 2017 las cifras son ya de unos 1.200 muertos cada año. En la gran mayoría de esas muertes encontrábamos fentanilo».
La epidemia afecta ya a todo el país
Actualmente, la pandemia afecta ya a todo el país. «La situación es muy preocupante», dice Díaz, quien en 2017 llegó a Washington llamado por las autoridades sanitarias de la capital del país para tratar de abordar la situación.
Washington había seguido un patrón similar al de Detroit. En 2014, la ciudad tuvo 81 muertes por sobredosis y en 2015, 114 fallecimientos. Eran cifras históricamente bajas para una ciudad que en los 80 y 90 había sido apodada como la capital del asesinato: en esos años la epidemia del crack causaba estragos y se registraban más de 400 homicidios al año.
Sin embargo, como sucedió en Detroit, a partir de 2016 todo cambió. Ese año ya hubo 231 muertes, en 2019 ya eran 281 y el año pasado llegó el golpe definitivo: 411 fallecidos por sobredosis. Es decir, ese año murió por esa causa uno de cada 1.708 habitantes de la capital.
La situación es tan grave, añade Díaz, «que recientemente, el CDC ha publicado datos de esperanza de vida al nacer y ha calculado que quienes nazcan ahora en un estado del Medio Oeste (es decir, estados como Illinois, Indiana, Kansas, Michigan u Ohio), tienen seis o siete años menos de esperanza de vida que si hubieran nacido en otro estado en ese mismo momento».
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