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sábado, noviembre 30, 2024

“Titi me preguntó…”

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Por: Luis J. Pinto

El pasado 29 de noviembre Benito Antonio Ocasio, el intérprete de la tan famosa “Titi me preguntó”, estuvo de concierto en San Pedro Sula; y desde todos los ángulos fue un éxito comercial y publicitario.

Las redes sociales estaban plagadas de historias y “lives” directamente desde el concierto. Los hondureños asistieron, bailaron y corearon la letra de cada una de sus canciones.

Luis J. Pinto

Lo que me fue particularmente difícil de ignorar fue la crítica visceral al artista, que no es nada nuevo; y a la gente que asistió al concierto. Fue una barraje de calificativos y prejuicios contra cualquiera que decidiera tan solo comentar del concierto y la presencia del artista en suelo catracho.

Es tanta la indignación, que incluso se ha llamado por redes sociales a prohibir vía legislativa esta música. El porqué de esta crítica, es claro… las letras de sus canciones y la cultura que representa.

Todos tenemos derecho a disentir, a criticar. Sin embargo, la crítica conlleva la responsabilidad mínima de informarse previo a emitirla y la indignación es como muchas otras cosas que se sienten bien, pero que con el tiempo nos devoran de adentro hacia afuera.

Y es aún más traicionera que otros excesos porque ni siquiera reconocemos conscientemente que en el fondo es un deleite. Es un intento moralizador de colonizar la mente y los hábitos ajenos. Pienso que en el fondo los moralistas ocultan un anhelo de poder.

¿Por qué la música de Benito prospera en Latinoamérica? La respuesta que me he encontrado es por la “incultura”. La “cultura” es una palabra manoseada y adaptada a cualquier capricho según las necesidades del momento. Es pretexto, amuleto y moda.  Tiene muchas definiciones, entre clásicas y contemporáneas, que han fluctuado a lo largo del tiempo.

El concierto del artista boricua estuvo abarrotado.

En el siglo XVIII ser “culto” era el resultado de un proceso educativo dictado por la filosofía, enciclopedias y el arte. Un concepto bastante elitista, ya que en esos tiempos la única opción para ilustrarse conllevaba un elevado costo económico. La habilidad de leer y escribir se consideraba un bien. Además, bajo esta acepción, casi la totalidad de hondureños somos incultos.

Y es por esto que esta forma de concebir la cultura ha trascendido su tiempo histórico. Oscar Wilde decía que un espíritu cultivado era aquel que se abre a una realidad donde le es posible encontrar y apreciar la belleza.

Personalmente reconozco como cultura a cualquier creación humana, llámese conocimientos, creencias, arte, leyes, costumbres y hábitos. Por ende, todos los hombres tenemos cultura y no hay una sola cultura, hay tantas culturas como grupos sociales, y la “incultura” realmente es la incapacidad de percibir la belleza.

El gusto, no es bueno ni malo, es un punto de vista. Es la facultad de juzgar un objeto o modo de representación con agrado o desagrado.

¿Por qué Benito es tan exitoso? Benito, es el artista más escuchado en Spotify, casi la mitad de la población mundial ha escuchado sus canciones. Ha estado en el top 1 mundial más que cualquier artista y ha agotado entradas en todas sus presentaciones. Su ascenso ha sido sin precedentes.

Pero ¿qué explica su éxito? Irónicamente yo creo que su formación académica y una intensa observación del medio tuvieron algo que ver. Hizo una formación de manera parcial en comunicación audiovisual en la Universidad de Puerto Rico.

Benito es el mejor ejemplo de alguien que se dedica a hacer exactamente lo que estudió, y es tan bueno en ello que ni siquiera necesitó completar su formación.

Tras dos años y medio y al mejor estilo de los genios de Silicon Valley (Mark Zuckerberg, Bill Gates, Steve Jobs) abandonó la universidad para dedicarse a hacer música de tiempo completo. Algunos podrán decir que es suerte, yo en cambio, veo un alto grado de premeditación en sus decisiones.

Por otra parte, se ha dicho que su música no cuenta con un sentido estético y lírico y que sumado a sus letras no es música. Siguiendo esta lógica, es un hecho que la música tribal de algunos países mesoamericanos en muchos casos no cuenta con un lirismo moderno y con un sentido estético abstracto y por ende, y bajo este precepto, no se podría considerar como música. Paradójicamente sí se reconoce como música dentro de su propio género.

No soy un fanático ni un admirador, pero en los tiempos de la cancelación y la intolerancia me pareció importante utilizar este tema como ejemplo.

La historia nos ha enseñado que para los individuos se sientan justificados para hacerle cosas horribles a otros seres humanos, deben de sentir una inquebrantable certeza en su propia rectitud, creencias y merecimiento.

Con sus matices y colores, nosotros somos también parte de un tejido. Cambiemos esos sentimientos en el momento que surjan por tolerancia y pensemos en la maravilla que es contemplar el mundo.

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