TEGUCIGALPA, HONDURAS. No es momento de forjar una ilusión y bajar la guardia ante la COVID-19, pues, según prevé el infectólogo Tito Alvarado, una vacuna no está próxima a llegar a Honduras.
Los avances científicos son prometedores y permitirían comprobar la eficacia de un antídoto en los meses venideros, pero, el experto anticipa que la distribución empezaría hasta en 2021.
Además, advirtió que las potencias económicas mundiales se agenciarán la cura rápidamente; ese acaparamiento dejaría en zozobra a los países con limitaciones y menor capacidad adquisitiva, como el territorio cinco estrellas en Centroamérica.
«Estamos lejos de tener la vacuna contra la COVID-19 en Honduras. Tal vez llegue al primer mundo en el siguiente año», manifestó Alvarado este martes.
«Primero se van a abastecer ellos y después, si sobra, y considerando también el costo que van a tener, vendrán a Honduras», añadió.
Por tanto, el galeno instó a los compatriotas a no mantener sus pensamientos en una vacuna que no llegaría pronto, sino en continuar adoptando y dando fiel seguimiento a las disposiciones designadas para evitar más casos de la enfermedad.
«El dilema del hondureño no debe ser una vacuna, sino no infectarse del virus», enfatizó.
Para dar más realce a su posición, recordó qué fue lo que ocurrió con la cura que se creó para la gripe A-H1N1. Acotó que el medicamento se tardó cerca de dos años en aparecer en búsqueda de controlar el padecimiento.
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Una carrera por sobrevivir
El médico también se refirió a los arduos trabajos que están realizando especialistas de muchas regiones del mundo para encontrar la sustancia que se adecúe perfectamente a lo que necesita el cuerpo humano para suprimir la infección.
En ese sentido, comentó que unos 50 países intentan liderar las investigaciones dirigidas al propósito previamente mencionado.
No obstante, Alvarado aseguró que sólo tres composiciones químicas están teniendo avances significativos. Los mismos están ya en la fase tres, que es donde, mediante la aplicación en un estudio controlado, se trata de conocer su grado de eficacia.
De manera específica, ese trío de investigaciones que podrían tener la solución están a cargo de científicos de China, Inglaterra y Estados Unidos.
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