REDACCIÓN. El pastor German Ponce, máximo líder de la Iglesia de Cristo Ebenezer, ha estado en el ojo de la polémica en los últimos días, luego de que salieran a la luz un par de fotografías de su supuesta boda, ya que todo se ha mantenido «en secreto».
Desde el pasado mes de enero, Ponce sorprendió al anunciar públicamente su nuevo compromiso matrimonial con «una hermana» de la que no brindó mayores detalles. Tras conocerse la noticia, las reacciones sobreabundaron y cientos de internautas vertieron su opinión: unos a favor y otros en contra.
El desagrado de muchos hondureños por el segundo matrimonio del religioso, emana de que él estuvo casado y vivió una historia de amor durante casi 34 años con la pastora Ninoska Rodríguez, quien falleció el 23 de marzo de 2019 a causa del cáncer.
Muchos han dicho: «No se esperó ni siquiera los dos años de la muerte de la pastora para comprometerse«. Sin embargo la nueva relación del pastor también ha sido bien vista por gran parte de los congregados y sobre todo, por sus hijos. En el caso de German Jr., mencionó que era «espectacular» que su padre ya no estuviera solo.
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Boda privada
Según la información que dio a conocer Once Noticias, el pastor viajó hacia Estados Unidos y en una ceremonia privada unió su vida en matrimonio con su nueva esposa, el pasado 13 de abril. En una fotografía divulgada se ve a la familia Ponce reunida luego de la celebración.
Hasta el momento el nombre de la señora de Ponce sigue siendo un misterio, pero lo que ya no se puede esconder es que el pastor general de la Ebenezer está feliz disfrutando con su esposa, lejos de Honduras.
Luna de miel en Miami
Como bien dicen por allí: «Del cielo a la tierra no hay nada oculto». Una lectora de Diario TIEMPO Digital nos hizo llegar vídeos exclusivos de los recién casados disfrutando de su luna de miel en La Pequeña Habana de Miami.
Según la fuente, la pareja estaba en un restaurante gozando de un ameno momento. Además, en los vídeos se muestran muy felices, bien «pegaditos» y sin ganas de soltarse ni siquiera para comer.
Y es que, hasta dijeron que «parecían dos jovencitos», porque «los tortolitos» no paraban de acariciarse y darse uno que otro beso en público, acción digna de una pareja de recién casados.
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